La comunidad científica ya conocía la existencia de la vida bajo el hielo, normalmente en forma de peces, medusas, gusanos y crustáceos. No obstante, nadie esperaba encontrar allí organismos filtradores, como las esponjas, ya que suelen alimentarse mediante la fotosíntesis, que no es posible a esta profundidad.
Sin embargo, debajo de la plataforma de Filchner —de 890 metros de grosor y a una profundidad del fondo marino de 1.233 metros— Griffiths y sus colegas encontraron precisamente unas esponjas adheridas a la roca. También descubrieron 22 organismos no identificados que podrían ser esponjas, ascidias e hidroides. El hallazgo, publicado en la revista Frontiers in Marine Science, es el primero en documentar la existencia de animales estacionarios en estas condiciones de vida.