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El origen del misil Minuteman es ya antiguo. Hunde sus raíces en el máximo apogeo de la Guerra Fría con el primer modelo siendo introducido en 1962. Con un periodo de uso extremadamente corto que se prorrogó hasta solo 1969. Antes de su retirada ya había entrado en servicio la segunda versión del mismo. El Minuteman II, sirvió como reemplazo de los bombarderos nucleares como el arma de primer ataque en la doctrina estadounidense. Esto se basó en reducir su círculo de error probable (el círculo donde caen la mitad de los proyectiles lanzados) a tan solo medio kilómetro. Esto lo equiparó a los aviones pero con mucha mejor capacidad de supervivencia.
Una de las grandes ventajas del misil Minuteman era su cerebro digital. La inclusión de un avanzado ordenador de a bordo que permitía cambiar, incluso en vuelo en versiones modernas, el destino del misil. Para la segunda versión del misil nuclear también se incorporaron datos geo-gravitacionales que mejoraron la precisión sin necesidad de cambios en el sistema de guiado, navegación y control.
Gracias a los sucesivas mejoras que recibió el Minuteman al llegar a su tercera versión, desplazó al resto de sistemas nucleares a un segundo plano. En la actualidad pierde protagonismo debido a varios factores, el primero la proximidad de su jubilación. Northrop Grumman se encuentra ultimando su sustituto llamado LGM-35 Sentinel.
Tampoco colabora que pese a que se tardasen veinte años, finalmente los misiles ICBM embarcados en submarinos adquiriesen las capacidades de los Minuteman. Los actuales Trident II que entraron en servicio en 1990 igualan o superan en capacidades como las de equipar múltiples cabezas nucleares o el círculo de error probable.
Además, la supervivencia de los bombarderos se ha visto drásticamente aumentada desde la entrada en servicio de los F-117 Nighthawk y los B-2 Spirit. Sus capacidades de elusión de radares los permiten adentrarse en áreas que anteriormente eran inaccesibles. La aparición de la nueva generación de aeronaves «stealth» con los F-35 y B-21 hace que la utilidad de los ICBM basados en tierra sea cada vez más limitada.
La prueba realizada en el día de ayer se trataba aparentemente de un rutinario vuelo de prueba. Aunque debido a la naturaleza nuclear del misil, generalmente no se informa sobre si el vuelo incluye peculiaridades, pruebas de nuevos componentes o nada. Ni siquiera se tienen las horas del lanzamiento. Estas se obtienen de forma indirecta mediante las restricciones al tráfico aéreo y marítimo que son públicas.
En cualquier caso estudiando las zonas donde se anunció que se caería el misil (siguiendo las mismas informaciones públicas) no se apreciaban cambios respecto a otros.
Gracias a este usuario de Twitter, podemos ver que el fallo se produjo al principio de la fase propulsada correspondiente a la tercera etapa del misil. Teniendo en cuenta la grave alteración de la trayectoria haciendo una curva, primero descendiente y luego ascendente, sería más probable apuntar al guiado y control.
Dentro de este hay varios posibles culpables. Uno de los señalados por expertos sería el TVC (Thrust Vector Control, Control del Empuje Vectorial). Este sistema se encarga de cambiar la dirección en la que se expulsan los gases del motor para hacer girar el cohete. Debido a que todo él es combustible sólido, en los distintos motores se usa principalmente un compuesto químico, que acelera los gases de un lado u otro para obtener ese giro.
Dada la naturaleza del lanzamiento generalmente nunca se sabrá la causa exacta. Sin embargo, sirve para recordar un problema común a los misiles balísticos y a los cohetes, los fallos. Aunque no deja de haber diferencias como ya explicamos en este artículo anterior. Igual que de normales son los accidentes en unos que en otros, pero no siempre los militares tienen la exposición que el de hoy.