Pese a que la misión oficial sea la que realizará una vez en superficie, como misión inaugural la parte más crucial de este vuelo es demostrar que es capaz de aterrizar.
Para ello, Hakuto R debe pasar de 6000 kilómetros por hora a 0, en quince minutos.
Para ello hay varias fases. La primera llamada fase de encendido de frenado lleva la nave de unos astronómicos 6000 km/h hasta unos manejables 300. Además, la altitud se reducirá a tan solo 3 kilómetros, en este punto quedaban dos minutos para el aterrizaje.
Sin embargo, ninguna nave puede sobrevivir a un impacto a esa velocidad contra la Luna. Por lo que la siguiente fase, llamada encendido de frenado y cabeceo hacia arriba, frenaba aún más esa velocidad, aun haciendo uso del motor principal de la nave. Al finalizarla, el aterrizador se encontraba volando a 120 kilómetros por hora, a tan solo 1 kilómetro de altura y ya apuntando hacia arriba para permitir el aterrizaje. Hasta este punto, la nave se encontraba paralela a la superficie lunar para reducir preferentemente la velocidad de avance horizontal, pero no la vertical.
Para la siguiente fase, llamada fase de descenso terminal, Hakuto R apagó su motor principal y quedó solo con los propulsores auxiliares. En esta fase crítica la nave sigue frenando y se prepara preparándose para aterrizar. La velocidad desciende a 17 kilómetros por hora y está sobrevolando la luna a tan solo 20 metros.
Lamentablemente, algún problema ha truncado la misión. Justo cuando la nave se encontraba a apenas 90 metros, la comunicación con la nave se perdió. Esto podría haber sido achacado a varias cuestiones, sobre todo al polvo levantado en el aterrizaje. Algo similar a lo vivido durante el lanzamiento de la Starship la semana pasada. Aunque en la Luna, eso se ve agravado por la falta de atmósfera y baja gravedad.