James Webb vuelve a sorprender con este hallazgo de tres galaxias rojas monstruosas

Un equipo internacional de astrónomos liderado por la Universidad de Ginebra (UNIGE) y con participación de la Universidad de Bath ha identificado tres galaxias ultramasivas, casi tan grandes como la Vía Láctea, que se formaron en los primeros mil millones de años tras el Big Bang. Estas galaxias, apodadas “Monstruos Rojos” debido a su apariencia rojiza en las imágenes capturadas por el telescopio espacial James Webb (JWST), presentan desafíos significativos a las teorías actuales de formación galáctica.

La imagen corresponde a una pequeña porción del campo observado por la Cámara de Infrarrojo Cercano del Telescopio Espacial James Webb de la NASA para el sondeo Cosmic Evolution Early Release Science. Se ve repleto de galaxias (NASA, ESA, CSA, S. Finkelstein, Universidad de Texas).

Eficiencia inesperada en la formación de estrellas

Los resultados del estudio, publicados en Nature, muestran que estas galaxias formaban estrellas con casi el doble de eficiencia que otras galaxias menos masivas de la misma época o que las galaxias típicas de etapas posteriores del universo. Esta capacidad de formación estelar tan rápida contradice las teorías existentes, que postulan que el gas necesario para formar estrellas se acumula de forma gradual en halos de materia oscura y que solo una fracción limitada de este gas se convierte en estrellas.

El profesor Stijn Wuyts, coautor del estudio, destacó: “Estos Monstruos Rojos parecen haber superado rápidamente los obstáculos que limitan la conversión de gas en estrellas, lo que plantea interrogantes sobre los modelos actuales de evolución galáctica.”

El papel del telescopio James Webb y el programa FRESCO

El descubrimiento fue posible gracias al programa FRESCO del telescopio James Webb, diseñado para estudiar sistemáticamente galaxias de emisión en los primeros mil millones de años de la historia cósmica. El JWST utilizó espectroscopía sin rendija a través de su cámara NIRCam, una técnica que permite capturar la luz de todos los objetos en un campo de visión y descomponerla en sus distintas longitudes de onda. Esto facilitó la medición precisa de las distancias y la determinación de las masas estelares de las galaxias.

Los tres «monstruos rojos» representan los principales hallazgos de este trabajo: estas galaxias extremadamente masivas y polvorientas en los primeros mil millones de años tras el Big Bang indican que el Universo primitivo está formando estrellas de forma más eficiente de lo esperado. Imagen tomada por el telescopio espacial James Webb. Crédito NASA/CSA/ESA, M. Xiao & P. A. Oesch (Universidad de Ginebra), G. Brammer (Instituto Niels Bohr), Archivo Dawn JWST

Un vistazo al universo temprano

Estas galaxias están envueltas en grandes cantidades de polvo cósmico, lo que las hace difíciles de observar con métodos ópticos convencionales. Sin embargo, las capacidades infrarrojas del JWST permitieron ver a través del polvo y analizar en detalle sus propiedades. Según el Dr. Mengyuan Xiao, autor principal del estudio: “Estos resultados están redefiniendo nuestra comprensión de cómo se formaron las galaxias en el universo temprano.”

Implicaciones para la cosmología

Aunque los hallazgos no contradicen el modelo cosmológico estándar, revelan que ciertos procesos únicos pudieron permitir que estas galaxias crecieran más rápido de lo esperado. Esto abre nuevas preguntas sobre los mecanismos de formación galáctica en el universo temprano y la eficiencia en la conversión de gas en estrellas.

Concepción artística del telescopio espacial James Webb. / Northrup Grumman/NASA

El futuro de la investigación

Los astrónomos esperan que futuras observaciones con el JWST proporcionen más información sobre estas galaxias y permitan descubrir otras similares. El profesor Pascal Oesch, líder del programa de observación, señaló: “Los Monstruos Rojos son solo el comienzo de una nueva era en la exploración del universo primitivo.”

Este descubrimiento subraya el poder del JWST para sorprender a los científicos y expandir nuestra comprensión del cosmos, desafiando modelos establecidos y abriendo nuevas vías para explorar los primeros capítulos de la historia cósmica.

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