La muestra del asteroide Bennu, de 4.500 millones de años, traída por la NASA, contiene altas concentraciones de carbono y agua, posiblemente los bloques de construcción de la vida en la Tierra.
El hallazgo ofrece una prueba más de la teoría de que las bases de la vida en la Tierra se sembraron en el espacio exterior.
«El primer análisis muestra muestras que contienen abundante agua en forma de minerales de arcilla hidratada», dijo Bill Nelson en un acto con la prensa.
«Se trata de la mayor muestra de asteroide rica en carbono jamás devuelta a la Tierra», añadió, con el carbono contenido tanto en forma de minerales como de moléculas orgánicas.
Asteroids are the building blocks of our solar system, and this asteroid contains the building blocks of life. Our initial analysis of the 4.5-billion-year-old rocks from asteroid Bennu delivered to Earth by #OSIRISREx shows evidence of carbon and water. https://t.co/Wg3Zq4dxBPpic.twitter.com/dCPcM1ULk4
La misión OSIRIS-REx recogió rocas y polvo de Bennu en 2020, y una cápsula que contenía la preciada carga regresó con éxito a la Tierra hace poco más de dos semanas, aterrizando en el desierto de Utah.
Ahora se está analizando minuciosamente en una sala blanca especializada del Centro Espacial Johnson de la NASA en Houston.
OSIRIS-REx no fue la primera misión en encontrarse con un asteroide y traer de vuelta muestras para su estudio: Japón lo consiguió en dos ocasiones, devolviendo trozos de guijarros espaciales en 2010 y 2020.
Pero la gran cantidad de material (unos 250 gramos, frente a los 5,4 gramos que devolvió la Hayabusa2 japonesa) es una diferencia clave.
Asteroide Bennu
La NASA eligió Bennu porque cree que asteroides similares podrían haber traído a la Tierra componentes orgánicos junto con agua a través de colisiones hace miles de millones de años.
La órbita de Bennu, que se cruza con la de nuestro planeta, también facilitó el viaje de ida y vuelta en comparación con el Cinturón de Asteroides, situado entre Marte y Júpiter.
Hasta ahora, los investigadores no han centrado sus esfuerzos en la muestra principal, sino en las «partículas adicionales», descritas como polvo negro y restos que recubren el colector de muestras.
Here they are. These bits of ancient space rock may hold clues to how the rocky planets—including our own—formed. Scientists worldwide will study the #OSIRISREx sample for generations to come to get answers on where we come from. pic.twitter.com/2yN2cs36gQ
En octubre de 2020, cuando la sonda OSIRIS-REx disparó gas nitrógeno contra Bennu para recoger su muestra, una solapa destinada a sellarla se atascó con un trozo de roca, permitiendo que parte del material más fino fluyera fuera del colector sin escapar del todo.
«El mejor ‘problema’ que podemos tener es que hay tanto material que estamos tardando más de lo que esperábamos en recogerlo», declaró Christopher Snead, jefe adjunto de conservación de OSIRIS-REx, en un comunicado. Más adelante se inspeccionará el resto de la muestra.
El cinturón de asteroides
Se cree que Bennu se formó a partir de fragmentos de un asteroide mayor del cinturón de asteroides, tras una colisión masiva ocurrida hace entre mil y dos mil millones de años.
Los datos recogidos por la nave revelaron que las partículas que componían su exterior estaban tan poco compactadas que, si una persona pisara la superficie, podría hundirse en ella, como si pisara un pozo de bolas de plástico.
Además de la información científica, un mejor conocimiento de la composición de Bennu podría resultar útil si la humanidad necesitara alejarlo.
Según la NASA, si bien no hay ninguna posibilidad de que choque con la Tierra hasta mediados del siglo XXI, las probabilidades aumentan a 1 entre 1750 desde entonces hasta el año 2300.