Por su parte, el gas caliente le quita a los átomos sus electrones, mientras que las partículas cargadas producen ondas de radiación en un amplio espectro de longitudes de ondas, que se pueden detectar en el espacio. Para crear su mapa de agujeros negros, que cubre solo el 4% del cielo, los científicos tuvieron que realizar observaciones en frecuencias de radio ultra bajas. Para ello recurrieron a la Matriz de Baja Frecuencia (LOFAR), que consiste en 20.000 antenas de radio distribuidas en 52 ubicaciones en Europa.
Puesto que estas frecuencias de radio tienen un enorme obstáculo en forma de la ionosfera terrestre, que no siempre permite que las señales la penetren o las distorsiona,
los autores del estudio tuvieron que hacer uso de unos complejos algoritmos para corregir dichas distorsiones y crear una imagen de alta calidad.