Una misión de sondas espaciales de la NASA revela que podría haber un lado caliente de la Luna

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Un reciente estudio basado en datos de la misión GRAIL de la NASA ha revelado que la Luna podría tener un lado más caliente que el otro. Utilizando las sondas gemelas Ebb y Flow, los científicos descubrieron diferencias en la capacidad del manto lunar para deformarse entre la cara visible (que mira hacia la Tierra) y la cara oculta. Este hallazgo sugiere que el interior de la Luna no es uniforme, y que la cara cercana podría ser hasta 170 °C más caliente que la lejana.
El estudio, publicado esta semana en la revista Nature, se basa en datos del campo gravitacional lunar recolectados por la misión Gravity Recovery and Interior Laboratory (GRAIL). Esta misión fue diseñada para mapear con precisión las variaciones gravitatorias del satélite (lo que a su vez permite deducir detalles sobre su estructura interna).
El equipo liderado por el científico Ryan Park detectó una diferencia de entre 2% y 3% en la deformabilidad del manto lunar entre las dos mitades del satélite. Al modelar esta diferencia, los investigadores concluyeron que una variación de temperatura de entre 100 y 200 Kelvin (equivalente a hasta 170 °C) podría explicar este fenómeno. El calor adicional en el hemisferio cercano podría mantenerse por la descomposición radiactiva de elementos como torio y titanio, abundantes en esa zona y vinculados a antiguas erupciones volcánicas.
La Luna presenta notorias diferencias entre su cara visible y la oculta. Mientras que la cara cercana es oscura y cubierta por antiguos flujos de lava (lo que indica una mayor actividad volcánica), la cara lejana es mucho más rugosa y con una corteza más gruesa. Este contraste ha intrigado a los científicos durante décadas.
Aunque ya se había sugerido que estas diferencias podrían deberse a variaciones internas, hasta ahora no existía evidencia directa que respaldara esta hipótesis. El hallazgo de una asimetría térmica en el manto lunar representa un paso significativo para comprender no solo la evolución geológica de la Luna, sino también la historia térmica y volcánica de cuerpos celestes similares.
Además, los investigadores destacan que las técnicas empleadas en este estudio (basadas en la observación de la respuesta gravitacional sin necesidad de aterrizar en la superficie) podrían aplicarse a otros cuerpos del sistema solar, como Marte, Encélado (una luna de Saturno) o Ganímedes (una luna de Júpiter).
El descubrimiento también ofrece pistas sobre los procesos que moldearon la Luna hace entre 3.000 y 4.000 millones de años. La presencia de elementos radiactivos en la cara visible, que podrían estar generando calor incluso hoy, sería un vestigio de aquellas erupciones volcánicas que marcaron la historia temprana del satélite.
Este avance se basa en el estudio titulado Thermal asymmetry in the Moon’s mantle inferred from monthly tidal response (Asimetría térmica en el manto lunar inferida a partir de la respuesta mensual a las mareas), publicado por R. S. Park y colaboradores en la revista Nature en 2025 (DOI: 10.1038/s41586-025-08949-5).
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