Así es el desastroso estado de la NASA ahora mismo: y va a empeorar
22/03/2025 Martín Morala Andrés
La NASA no ha tenido un presupuesto adecuado a sus aspiraciones desde el programa Apolo. Pero para 1969, año del alunizaje del Apolo 11, ya ni siquiera servía para mantener dicho programa. Hoy, 56 años después, está en un problema similar, un programa lunar en marcha, sin fondos suficientes para mantenerlo en condiciones. De hecho, la foto que preside estás palabras es la del único lanzamiento estrictamente del programa Artemisa. El lanzamiento inaugural del SLS fue un éxito sin parangón en relaciones públicas de la NASA, pero su misión científica y de pruebas, es otro asunto.

¿Dónde está Artemisa 2?
Pues esta es la pregunta del billón de dólares (billón estadounidense equivalente a mil millones europeos) pues es, recortando mucho el coste que tiene por lanzamiento el odiado SLS. Sin embargo, en realidad no hay alternativa, menos aún si la Starship sigue explotando en su camino a la órbita. Por más que Musk insista en llamar a sus últimos orbitadores V2, más bien se acercan a una versión 0.5. Con sus características actuales no cumple los requisitos, no ya prometidos en su día, tirar de hemeroteca es desastroso para SpaceX con este programa, pero para cumplir su misión de aterrizador lunar tripulado.
Entonces, ¿dónde está el SLS para Artemisa 2? Pues esa información sí es accesible. Por un lado, sabemos que los cohetes aceleradores de combustible sólido están en proceso de montaje en el Centro Espacial Kennedy. También se vio recientemente a la etapa ICPS, la segunda etapa del cohete llegando al mismo lugar gracias a United Launch Alliance. La NASA reportó en diciembre de 2024 que la etapa central, el gran depósito de propelentes naranja, ya estaba en vertical. Posición en la cual se pueden empezar a acoplar el resto de etapas.
Y pese a todo esto, la fecha de lanzamiento del monstruoso cohete de la NASA es abril de 2026. Después de cumplir 20 años en enero, la cápsula Orion no está lista para transportar humanos a la Luna de forma segura por culpa de su escudo térmico, y sus detractores hoy están en la Casa Blanca, y figuras muy respetadas y con mucho acceso a información afirman que su futuro pende de un hilo, al menos el del SLS.

El desastroso programa de retorno de muestras de Marte
El Jet Propulsion Laboratory es uno de los organismos más importantes de la NASA. Técnicamente es un centro adjunto, pero es inconcebible el uno sin el otro. Hoy en día su papel más conocido es el de la exploración marciana, se encargan de preparar la llegada de las primeras tripulaciones al planeta rojo. Y ese trabajo lo hacen bien, en ocasiones de forma sobresaliente hay que decir. Los éxitos de Curiosity, Perseverance, MRO y todos sus predecesores lo acreditan. Todos los desarrollos han tenido lógica en el desarrollo y una dificultad incremental sin grandes saltos.
Pero, hay que traer muestras de vuelta a la Tierra, hay un límite en la ciencia que podemos realizar in situ, necesitamos poder estudiar muestras de Marte sin límites. Y la NASA encargó al JPL el desarrollo de la misión. El despropósito ha acabado siendo tal que pese a ser una de las mayores prioridades de la NASA y la comunidad científica para esta década, casi se cancela por completo. Finalmente, su desarrollo va a ser transferido a la industria privada que fue llamada para plantear soluciones al presupuesto y plazos desmesurados.
Porque el drama que supuso la revelación de que la misión de retorno de muestras de Marte costaría más de veinte mil millones de dólares, no fue el primero en venir de las instalaciones de Pasadena.

El JPL como pollo sin cabeza y pronto sin piernas
En paralelo al desarrollo del programa marciano, las instalaciones de Pasadena han empezado a acaparar más y más sondas y satélites. La falta de una directriz clara de qué papel debía jugar el JPL en la era de las misiones divididas por su coste compromete a toda la NASA. Aquí hay que juzgar más al Laboratorio que a la Agencia, que aunque con problemas, en general cumplían con los presupuestos.
Pero la saturación era tal que los retrasos en misiones tan críticas como Veritas, Dragonfly o aunque ya ha logrado despegar, Europa Clipper, son de años. A lo que hay que sumar que esos plazos excedidos muchas veces suponen un sobre coste millonario en la misión.
Pero el caos de programas se extendía a los propios trabajadores, el JPL se convirtió en un pozo negro de dinero. Y el recorte más evidente que podían realizar en los últimos años, cuando el dinero de la NASA se ha ido reduciendo por presiones políticas fueron los empleados. Por lo que ahora, una directiva negligente que llevó al Laboratorio a una situación insostenible tiene que sacar adelante varias misiones críticas con un personal mermado en más de ochocientas personas. Y eso sin saber aún cómo podría afectar la llegada de la administración Trump a la NASA que de momento se ha salvado de todos los recortes de personal.

¿Dónde están los telescopios?
Y es que más allá de las ciencias planetarias, si hay un departamento de la NASA que esté más muerto que vivo es el de astrofísica. Con un coste de doce mil millones de dólares, el James Webb fagocitó durante más de una década a este departamento. Y que cuando asomaba la cabeza tras su lanzamiento se ha encontrado con un presupuesto recortado notablemente. Por tanto, el Nance Grace Roman, que estaba previsto que despegase en 2025 ya tiene su fecha de lanzamiento pospuesta hasta mayo de 2027. Y no es inconcebible que haya más retrasos.
Por otro lado, el HWO, u Observatorio de Mundos Habitables en español, no ha recibido aún su aprobación oficial. Este enorme telescopio promete mejorar en casi todos los aspectos al Hubble y al Kepler, pero su coste podría llegar a superar al del James Webb, debido a usar un espejo de un diámetro aún mayor.

La NASA lleva toda la administración Biden afrontando duros recortes presupuestarios, que unidos a los sobrecostes de la pandemia de 2020 dejan a la agencia en una posición complicada. Ahora, con los mismos republicanos en el gobierno que desde la oposición forzaron esos recortes es difícil pensar en que se vaya a alterar el curso. La industria privada ha saltado para apoyar a la agencia en varios campos, especialmente en los costes de lanzamiento. Pero, no deja de ser una agencia pública, existe porque hay cosas que la industria no alcanza o no le interesa y hay que hacerlas igualmente. El mayor ejemplo son los telescopios, pero llevar humanos de vuelta a la Luna no está en las manos de SpaceX, ni siquiera colaborando con otras empresas. Por otro lado, la seguridad que imprime la NASA en sus proyectos se demuestra en la falta de avances en la nave Orion. Porque aunque molesta para los espectadores, es agradecida por el cuerpo de astronautas, los verdades afectados.
Especialista en el programa espacial indio.
Universidad de Oviedo.