La empresa SpaceX lleva desarrollando la Starship, el cohete más potente de la historia 10 años. Ahora finalmente, tras varios años de pruebas muy visibles en la zona de Boca Chica, Texas, están listos para llevar a cabo la primera prueba orbital.
El sistema está compuesto de dos subsistemas principales. El Super Heavy, que actúa como primera etapa, y la Starship que es el módulo de misión y hay varios intercambiables.
Este primer vuelo completo tiene una misión a priori muy fácil de cumplir, llevar el cohete de una sola pieza a velocidad orbital. Cuidado, el vehículo alcanzará velocidad orbital, pero no entrará en órbita estrictamente. Por motivos de seguridad, el perigeo de la trayectoria de la nave será de únicamente 50 kilómetros. Esto hará que forzosamente la nave reentre antes de completar una sola vuelta alrededor de la Tierra.
La zona designada para su reentrada es en el Océano Pacífico, al norte del archipiélago de Hawái. En la zona es previsible que se encuentren barcos de la marina de los Estados Unidos además de barcos de la propia SpaceX par seguir el descenso final de la nave.
Pese a que la nave es totalmente reutilizable por diseño, en este primer vuelo de prueba ninguno de los dos elementos será recuperado. En el caso de la primera etapa Super Heavy si que tratará de realizar un aterrizaje controlado. Esto será en el golfo de México y no en la plataforma de lanzamiento orbital como se espera que haga el modelo operativo.
Esta etapa se separará transcurridos 2 minutos y 52 segundos desde el despegue. Inmediatamente, tras la separación, la etapa se dará la vuelta usando impulsores de gas frío y hará una nueva ignición para acercarse hacia el lugar del lanzamiento. Posteriormente, entrará en la atmósfera a una velocidad elevada, pero no está previsto un encendido de frenado, al contrario que el Falcon 9. Esto puede deberse al uso del acero inoxidable como material principal en la construcción del cohete, que soporta temperaturas mayores antes de fundirse que los materiales empleados en el Falcon.
En caso de que todo vaya bien en el descenso poco antes del impacto contra el agua, se intentará efectuar un encendido de varios motores Raptor para frenar el enorme vehículo hasta unos 50 km/h a los que impactará contra el golfo de México.
La Starship en sí continuará y tratará de efectuar una reentrada controlada. Sin embargo, no hay previsión de realizar un simulacro de aterrizaje como en el caso de la primera etapa.
Tras el lanzamiento del enorme SLS, para que sea posible volver a la Luna es la Starship quien debe demostrar cosas. Es poco probable que se cumpla el calendario previsto pero aun así, aparte de los trajes espaciales lunares la otra clave del proyecto Artemisa sin probar es la Starship.