Despega con éxito el último Ariane 5: se retira el cohete que pasó de necesitado a repudiado
06/07/2023 Martín Morala AndrésEl proyecto del Ariane 5 nació en una época de esplendor económico que generó unas expectativas que no pudieron cumplirse. Las dinámicas internas de la ESA han definido lo que ha sido este cohete, para bien, pero especialmente para mal. Mató a su predecesor para no cumplir lo prometido, igual que su sucesor lo mata a él para dar un paso atrás en las aspiraciones europeas en el espacio. Hoy alza el vuelo por última vez el cohete europeo del siglo XXI, el Ariane 5.
La convulsa relación de la ESA con las cápsulas tripuladas
El Ariane 5 no es entendible sin hablar del proyecto Hermes. Esta lanzadera espacial, nacida al calor de los programas del Buran soviético y del transbordador estadounidense, era otra vuelta de tuerca a los aviones espaciales. El aparato alado se encontraba situado sobre el cohete. Al contrario que las propuestas soviética y estadounidense que ponían a las lanzaderas en el lateral.
Este diseño fue un error mortal en el caso del transbordador espacial de la NASA, como probó el Columbia. Aparte de esta decisión, que era la diferencia más evidente, se puede decir que era más parecido al diseño americano que al soviético. Pero muy diferente de ambos en la lanzadera tripulada.
Igual que la versión americana, en el Ariane 5 se incluyeron dos cohetes aceleradores laterales de combustible sólido. Estos apoyaban a una primera etapa de hidrolox, que debido a usar este combustible no es suficientemente potente. Pero y aquí se nota la diferencia del Ariane 5 respecto al Energia soviético y al STS americano en que el Ariane 5 era independiente del Hermes.
Y tras su cancelación en 1992, esto quedó aún más patente. Sin embargo, el aprovechar la capacidad teórica de transportar humanos del actual cohete desde entonces hasta el día de hoy se han sucedido propuestas para lanzar casi de todo.
Incluso se llegó a proponer el lanzamiento de una cápsula Orion, probablemente reducida, del programa lunar Artemisa. Ninguna de estas propuestas ha llegado a fructificar nunca y el Ariane 6 pierde esta exclusiva capacidad que solo un puñado de cohetes en todo el mundo ofrecen. Aun así, el siempre convulso panorama europeo donde todos tienen voz acabará por sugerir nuevas formas de transporte tripulado. Probablemente, deban esperar a lo que actualmente se denomina de forma generalista como Ariane Next y que se convertirá en el Ariane 7.
¿Cuándo se torció todo?
La raíz principal es la ausencia de un objetivo para este cohete. El Ariane 4 era muy bueno en su trabajo, lanzar satélites comerciales a precios competitivos. Y el Ariane 5 era significativamente peor, especialmente al perder la capacidad de usar diferentes versiones. Y esto no quiere decir que el actual no haya tenido distintas versiones, pero eran más evoluciones que versiones con distintos mercados.
El Ariane 6, igual que el Ariane 4, tendrá «dos sabores» una con dos cohetes aceleradores de combustible sólido y otra con cuatro. La primera viene a sustituir el Soyuz ST, la versión del cohete ruso lanzada desde la Guayana Francesa. Al no disponer de una cierta modularidad en la iteración actual Arianespace, la empresa detrás de los cohetes europeos buscó una solución externa.
Esto sitúa a Arianespace como una de las empresas que podemos considerar del old space. Este término, empleado de forma despectiva en ciertas ocasiones, hace referencia a empresas más antiguas en el mercado de cohetes. Situando la frontera en el surgimiento de SpaceX aproximadamente, se les otorgan una serie de características comunes. Son empresas que venían del ámbito de la defensa en vez de ser puros especialistas espaciales. Nunca o casi nunca empezaban proyectos propios, solo esperaban a que el estado les proporcionase dinero y seguridad a futuro en forma de contratos.
Una clave para que sucediera esto es la más completa y total falta de competencia. Por un lado, existen barreras más que evidentes, tanto en materia económica como de conocimientos, pero, y es la clave de la actualidad, se puede generar.
Probablemente, sin la aparición y posterior éxito arrollador de SpaceX, la actual fiebre por los lanzadores comerciales no se hubiera dado. Pero todas esas circunstancias se dieron y en 2014 el Falcon 9 (su primera etapa) revolucionó el mundo logrando aterrizar tras servir una misión orbital. Desde entonces, este lanzador ha devorado el mercado global de lanzamientos, ligeros, medios y pesados. Si vas a lanzar a órbita tu primera opción es este vehículo.
Pese a ello, el Ariane 5 sigue teniendo un pequeño, diminuto ya mercado, que heredará el Ariane 6 que es el de los lanzamientos en tándem.
¿Qué quiere decir esto de lanzamiento en tándem? Es un nicho dentro de los lanzamientos de cargas compartidas (cuando se envían varios objetos en un solo cohete). En estos se buscan dos cargas que sean casi iguales en masa y destino y se lanzan conjuntamente una sobre otra. Es una opción atractiva para aquellas empresas que desean ir a la órbita geoestacionaria, que es más cara y así se ahorran medio billete.
Un importante legado
Pese a que el Ariane 5 cayó en desgracia en los últimos años y las prisas por sustituirlo aumentaron. Y pese a que nunca llegará a hacer realidad el sueño europeo de lanzar astronautas desde la Guayana Francesa, ha sido el cohete europeo por más de 20 años.
En este tiempo han pasado por él cinco versiones diferentes, G, G+, GS, ES y ECA, cada una mejorando a la anterior. En total, este cohete se retira con la no desdeñable cifra de 117 lanzamientos, que incluyen dos fracasos. El primero muy sonado porque se incorporó el software de vuelo del Ariane 4 y aquello no salió bien.
Por un solo vuelo más mejora los números del Ariane 4, que fue un tremendo éxito en su momento. También mejora por un solo fracaso menos a su predecesor.
Pero el gran legado del Ariane 5 se encuentra en las misiones que ha lanzado. Actualmente, la ESA opera una gran variedad de vehículos en todo el sistema solar y todos ellos han alcanzado sus destinos poniéndose en sus poderosas manos.
Entre esta larga de naves mirando las más recientes, vemos a los ojos de la humanidad, el James Webb sigue desentrañando el universo. Y un dato publicado tiempo después de su despegue fue que gracias a la precisión con la que lo hizo, el cohete podría operar varios años más de lo que se preveía.
Aún más recientemente, en abril despegó JUICE. Esta sonda de la ESA es la primera nave no estadounidense en visitar el planeta Júpiter, aunque lo hará para centrarse en sus lunas.
En 2018 BepiColombo ponía rumbo a uno de los planetas más desconocidos. El infernal Mercurio ya ha recibido a esta sonda que aún continua su viaje para ponerse en órbita alrededor de él.
Pero estas naves están al principio de sus misiones, aunque otras ya han expirado.
Rosetta lleva el nombre de la piedra que permitió descifrar los jeroglíficos que constituían el idioma del Egipto antiguo. Con la idea de desentrañar misterios del origen del sistema solar, esta sonda fue la primera de la historia en posarse en la superficie de un cometa.
Un último vuelo convulso
En los últimos años del Ariane 5 esté presentó varios achaques. El más notable, por retrasar la carga más importante de la historia, el James Webb fue un problema en la ventilación de la cofia. Esta debe vaciarse de aire mientras asciende y poco antes de uno de los últimos aplazamientos del telescopio encontró problemas en la forma en que lo hacía.
Y ahora, en el ocaso definitivo del cohete se encontró un problema que se antojaba grave. Este estaba en los cohetes aceleradores de combustible sólido. Pero diligentemente la empresa afrontó las medidas suficientes para solventarlo en apenas tres semanas.
Ayer un retraso más por un problema con los vientos en altura, el mismo que aplazó en primera instancia al Miura 1 frustró el intento. Sin embargo, hoy, a las 12 de la noche, hora central europea de verano, se llevó a término la cuenta atrás y la sala de control Júpiter despidió al último Ariane 5 con un clásico decollage.
La carga en esta ocasión eran dos satélites de origen público volando en tándem, uno francés, el Syracuse 4B y otro alemán, el Heinrich Hertz. El primero, destinado al ejército de dicho país ofrecerá comunicaciones seguras. Ha sido construido, junto con su compañero, por Thales Alenia con capacidad para resistir ataques de saturación.
El Heinrich Hertz también está dedicado a las comunicaciones, pero con un fin científico. Probará nuevas tecnologías que serán incorporadas en el futuro por otros satélites. Además, sienta las bases de comunicaciones vía espacial internas para el gobierno alemán.
Ex vox populi el rechazo general a este cohete, en parte heredado por su empresa, Arianespace. Aunque no se puede decir que en términos generales el cohete no haya cumplido, este sigue siendo vilipendiado por muchos en la actualidad. Perdiendo su razón de ser antes de alzar el vuelo por primera vez se ha hecho lo que se ha podido por hacerlo razonablemente eficaz y se ha conseguido. Ahora toca saber si el ya bastante tocado Ariane 6 es capaz de aguantar el tipo y al menos, mantener a Europa con cohetes propios.