El catastrófico programa espacial ruso dio quizá su noticia más impactante en diciembre del año pasado. Debido al escrutinio público permanente sobre la Estación Espacial Internacional no fue posible ocultar el problema mucho tiempo. En apenas unas horas las imágenes de una cápsula Soyuz emitiendo al espacio algún tipo de fluido corrieron por todo internet. Inmediatamente después se supo que esta cápsula era la Soyuz MS-22.
Esta llevaba tres meses acoplada cuando se produjo el incidente y en su momento las opciones sobre qué hacer con la tripulación no estaban claras. Tras varias semanas de duda donde se planteó la evacuación inmediata y se llegó a mover el asiento del astronauta Frank rubio desde la Soyuz hasta una nave Crew Dragon se empezó a actuar. Primero se decidió mantener acoplada la nave hasta que fuera posible enviar la Soyuz MS-23. Esta se enviaría vacía y será la primera opción para el regreso de los astronautas una vez se lanzase, según su calendario previsto en febrero de este año.
Una vez esta nave se acopló al laboratorio orbital, se trasladaron los asientos de los cosmonautas a la nueva nave, porque estos son únicos para cada uno. Sirven para proteger a los ocupantes cuando la nave impacta contra el suelo, ya que pese al uso de paracaídas y retrocohetes sigue siendo una brusca deceleración para humanos que no han sentido gravedad en cerca de un año. Igual que a cualquiera en general le dolería si se golpea contra un objeto sólido a la velocidad a la que va andando.
Después se liberó la nave averiada que finalmente regresó sin más incidencias. Y ahora han podido regresar los astronautas que realmente nunca han estado atrapados.
Los problemas de la Soyuz MS-22 han tenido como consecuencia indirecta que el astronauta Frank Rubio rompiera el récord de permanencia en el espacio de la NASA. Sin embargo, el récord absoluto permanece y permanecerá aun varios años en manos de Valeri Polyakov, este cosmonauta ruso pasó 437 días consecutivos en el espacio durante el colapso de la Unión Soviética. Sin embargo, existen más récords sobre permanencia en el espacio, pero estos son acumulados a lo largo de varias misiones lo que reduce el daño psicológico y físico.
Durante las misiones Artemisa a la Luna no se espera que se pase tanto tiempo alejado de la Tierra. pero, en algún momento si es necesario que las agencias espaciales empiecen a trabajar con los astronautas en misiones de muy larga duración. La década de 2030 podría llegar a ver la primera misión tripulada a Marte, y estas serán sustancialmente más largas que el año y algunos meses que hasta ahora se ha experimentado.
Esta entrada fue modificada por última vez en 27/09/2023 13:32
Jefe de sección Actividad Aeroespacial. Especialista en el programa espacial indio. Universidad de Oviedo.