Esta madrugada en las costas de Virginia, Estados Unidos, se ha producido uno de los últimos lanzamientos de un cohete Antares 230+. La primera etapa formada por dos motores ruso/soviéticos RD-181 ha funcionado correctamente y se ha separado según lo previsto pasados los 3 minutos y 18 segundos de vuelo. A una altitud de más de 80 kilómetros. Esta primera etapa no proviene de Northrop Grumman, propietaria del cohete. Si no que su diseño y construcción recaen en la empresa ucraniana Yuzhmash.
Se trata de un diseño derivado del cohete Zenit que antes de la invasión de Crimea y el Donbas por Rusia en 2014 construían ambos países conjuntamente. En la actualidad lo unico que se sabe respecto de estas primeras etapas ucranianas es que la línea de producción quedó destruida durante los ataques iniciales de la guerra. El mayor problema para esta veterana empresa es que no solo la línea de este cohete quedó afectada, si no todas sus instalaciones de producción quedaron arrasadas. Por lo que su reconstrucción será complicada y costosa en términos económicos y de tiempo.
La siguiente fase del vuelo recae en un motor de combustible sólido fabricado por la empresa del cohete, Northrop Grumman. Este es un motor Castor 30 XL. Esta empresa es muy conocida como fiable proveedor de motores de combustible sólido y nunca ha dado problemas. Aún así es reseñable una característica peculiar de este cohete.
Ya de normal resulta extraño emplear un motor de combustible sólido como motor de etapa superior. Pero, en este caso además, se da la particularidad de que debido a sus características debe realizar una parte importante del lanzamiento sin propulsión.
Si la primera etapa se apaga a los tres minutos, dieciocho segundos de vuelo, la segunda no ignicia hasta los 4 minutos y 7 segundos.
Durante esos 49 segundos el cohete libera la cofia que protege la carga y la sección entre etapas. Finalmente, la ignición de la segunda etapa se produce. El combustible es consumido durante 166 segundos, es decir, casi 3 minutos. Y una vez se apaga la nave ya estará en órbita.
Cuestión reseñable del cohete Antares es que no ha tenido una vida fácil. Muy sonado fue su accidente de 2014, pero este ha enfrentado más problemas a lo largo de su desarrollo. Al principio del todo empleaba en su primera etapa motores AJ-26. Sin embargo, posteriormente se encontró que sufrían problemas en las turbobombas. Esto llevo a dos fallos críticos. Uno durante una prueba de fuego estático en el centro Stennis de la NASA. Lugar donde habitualmente se prueban nuevos motores cohete en EEUU. Y otro durante el vuelo operacional de 2014.
Esto acabó con la serie 100 del Antares. Y ahora, cuando todo parecía estar bien, ya que podian tener los suficientes motores RD-181 como para acabar los contratos con la NASA. La guerra en Ucrania ha dado al traste con toda la linea de fabricación del cohete. Rapidamente la empresa se lanzó a buscar una solución. Esta ha sido la primera etapa del aún por lanzar, cohete Beta. Este será el segundo vehículo orbital de la empresa Firefly Aerospace. Esta nueva etapa empleará igual que sus predecesoras kerolox, pero en vez de 2 motores empleará 7 motores. Estos son notablemente más pequeños que sus predecesores pero, juntan una potencia que es casi el doble que la que impulsa al actual Antares 230+ en el lanzamiento. Pocos cohetes han tenido una vida tan compleja. A lo que se añade el incidente que sufrió ayer el lanzamiento.
El lanzamiento estaba previsto para hace 24 horas, pero, tuvo que ser cancelado al producirse una situación bastante peculiar. Cuando faltaban pocos minutos para el despegue se produjo una alarma de incendio en la sala de control del cohete.
No se reportaron daños personales ni ha trascendido la causa que provocó la alerta, sin duda curiosa, ya que era completamente ajena al desarrollo del lanzamiento. Pero obligó a retrasar el lanzamiento hasta hoy.
Esta entrada fue modificada por última vez en 09/11/2022 11:24
Jefe de sección Actividad Aeroespacial. Especialista en el programa espacial indio. Universidad de Oviedo.