Qué pasa con SpaceX
Es una compañía privada, en su fin no está ayudar a la humanidad si no lucrarse económicamente por prestar un servicio. Aún así hay muchas formas de prestar esta ayuda. Por ejemplo, Rocket Lab salió hace dos años con una propuesta de misión a Venus, pagada por ellos mismos. Blue Origin, por más odio que reciba por parte de la comunidad tiene un importante programa de educación y concienciación sobre la necesidad de la exploración espacial en colegios de Estados Unidos. United Launch Alliance tiene un importante programa de becas universitarias y ofrece de forma anual una importante bolsa de plazas para prácticas en la empresa, además, en numerosas ocasiones los agraciados con las prácticas acaban teniendo un contrato para continuar en la empresa una vez las terminan.
SpaceX ha entregado de forma, aparentemente solidaria, varios centenares de sistemas Starlink pero realmente no sería sorprendente que estos sistemas hayan sido costeados por los paquetes de ayuda financiados por el gobierno estadounidense.
Fuera de eso nada.
Pero algo habrá hecho por el avance de la humanidad en el espacio, ¿no? Es innegable que la aparición de SpaceX en el panorama de lanzadores medios y pesados ha supuesto un cambio radical de las cosas, ha empujado los costes hacía abajo como nadie en el resto del mundo lo había hecho y está claro que eso es beneficioso.
Si la Starship cumple lo que promete, sabiendo que estamos lejos de los objetivos marcados, supondrá un cambio de paradigma equiparable al que supuso en su momento la invención de la turbo bomba por Berner Von Braun. O incluso superior.