Starshield: revelados nuevos detalles de la constelación secreta de SpaceX y el ejército estadounidense

Imagen de un satélite Starshield desde el espacio

La constelación Starlink de SpaceX continúa llenando titulares constantemente por sus lanzamientos, por su irrupción en nuevos mercados o por la contaminación lumínica. Pero la militar Starshield sigue envuelta en una gran nube de misticismo, como siempre alrededor de los programas militares. Sin embargo, nuevas informaciones recientes despejan algunas intrigantes preguntas que se mantenían ocultas. Las respuestas, por otro lado, podrían suponer un cambio de paradigma en cómo la guerra se libra desde el espacio.

Satélites Starlink listos para lanzamiento
Imagen previa a un lanzamiento de satélites Starlink con los mismos aún sin introducir por completo en la cofia del Falcon 9. Fuente: SpaceX

Qué es Starshield

No es una constelación como Starlink, de hecho, Starshield es solo un nombre comercial para una empresa básicamente fantasma. No por ser una tapadera de ilegalidades, sino porque igual que un fantasma, saber que existe, no es suficiente para desenmascararlo. El nombre Starshield es un enorme cascarón que opaca sus actividades, todas militares, a la población civil. Evidentemente, esto sucede al amparo de otra gran organización ultra secreta, la Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO).

Esta segunda es tan secreta que, pese a su fundación en 1960, no se descubrió al público general hasta 1995. Sin embargo, es la encargada de la operación, mantenimiento y desarrollo de los satélites espía estadounidenses. Y no hablamos de un asunto menor, el mayor proyecto (conocido) en el que se haya embarcado la Agencia le costó más de 20 mil millones de dólares al erario público. Un gasto similar al que costó el desarrollo del gigantesco cohete SLS de la NASA que permitirá regresar a la Luna.

Pero el resultado fue un desastre y al ser defenestrado el trabajo de tanto dinero y años, dos espejos que iban a ser para la nueva generación de satélites ópticos de vigilancia acabaron en la NASA.

Los secretos tienen fisuras, aunque pocas

Atendiendo a su naturaleza secreta el NRO no acostumbra a divulgar absolutamente nada. De hecho, la mayoría de la información que se conoce de sus programas proviene de filtraciones. Estas pueden ser controladas como sucede en el caso que hoy nos ocupa de Starshield, o pueden ser no previstas como sucedió en 2014 con Edward Snowden. También hay filtraciones menos dramáticas, pero que revelan mucha información como sucedió con la imagen publicada en redes sociales por Donald Trump mientras era presidente.

Esta imagen a través de información de acceso libre e investigaciones particulares reveló mucha información sensible de los satélites KH-11. Por ejemplo, confirmó su capacidad de tomar imágenes hasta una resolución de 7 centímetros por píxel. También destapó la función del satélite USA- 224, teóricamente confidencial.

Starshield
Imagen renderizada de un satélite Starshield proporcionada por SpaceX

El contrato de 1 800 millones que financia Starshield

La información que respalda la existencia de un contrato por esta cantidad son dos artículos, por dos importantes medios. Primero, el Wall Street Journal, mencionó su existencia, y posteriormente Reuters reafirmó la misma añadiendo además su función.

Teóricamente, seguir un objeto en tierra desde el espacio, es posible. Tener la capacidad de hacerlo y que además esto sea útil a un nivel práctico en el sentido militar es increíblemente difícil.

Primero debes miniaturizar la tecnología, algo per se complejo. Además, sus requisitos energéticos deben ser comedidos, solo dispones de un par de paneles solares para alimentarlo. Sin embargo, es cierto que en los últimos años se ha visto un notable avance en los radares de apertura sintética. De hecho, múltiples empresas privadas han encontrado en ellos una forma de hacer negocio desde el espacio. Pero a todo esto se le añade una nueva complicación, enviar la información.

En resumen, una pesadilla para la Fuerza Espacial de Estados Unidos (USSF) igual que para la NRO. Sin embargo, Starshield habría supuesto su oportunidad para lograr esta integración de sistemas. Sus comunicaciones ópticas y por radiofrecuencia entre todos los satélites de la red militar y de la red civil Starlink, permitiría enviar esta información en tiempo real o casi hasta un centro de mando en el interior del país o a cualquier avanzadilla con un terminal de enlace. Incluso a aviones, barcos y probablemente armas, supuestamente, el ejército de Ucrania ya habría integrado armas con la red Starlink hasta que fue descubierto por Elon Musk.

Dron submarino de la armada ucraniana con una antena Starlink empleada para su control. Estos aparatos han sido empleados para diversos ataques contra barcos de superficie de la armada rusa. Fuente: Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU)

La capacidad de integrar cargas en Starshield, como publicita la web de la compañía, es muy valiosa para el gobierno estadounidense. Si es cierto que ahora estos orbitadores permiten seguir en tiempo real objetivos en tierra como coches, por no hablar de barcos o camiones, es una revolución. No se le puede disparar a aquello que no se ve, pero sí al contrario. Actualmente las armas no se ven limitadas por su rango de acción sino por la capacidad de encontrar un objetivo a tales distancias. Y no hay forma de esconderse de unos ojos que ven a través de las nubes desde el espacio. Esta ventaja estratégica, compensaría sobradamente el coste del programa. Que aún así, en términos militares y espaciales, no es significativamente grande. Pero supondría una importante fuente de ingresos para los planes de SpaceX, además de servir para ayudar al despliegue de satélites civiles Starlink.

Martín Morala Andrés