Ucrania: los sueños rotos de una potencia espacial

Ucrania vive una guerra que ha asolado su territorio. Ha diezmado su industria y capacidad de producción. Ha casi extinto sus facultados en busca de reclutas para alimentar las siempre ávidas trincheras.

Todo esto le ha privado de lo que era un muy prometedor futuro en la industria espacial. Pero no solo la ha privado de un prometedor futuro, le ha arrebatado un buen presente.

Imagen de un Zenit en su configuración de lanzamiento marítimo. Fuente: Yuzhmash

Ucrania desde la desintegración de la URSS hasta hoy

Ucrania heredó mucho del programa espacial soviético. En un mundo mucho más globalizado donde los costes de producción y conocimientos técnicos de este país eran inigualables, fue fácil mantener el entramado. Había y hay problemas, muchos relacionados con la corrupción y los oligarcas y estos no son de fácil solución. La situación recuerda mucho a la rusa, problemas de corrupción y oligopolios con contactos en los sucesivos gobiernos mantenían a la industria en marcha.

Además, el lanzador nacional Zenit y el ruso-ucraniano Dnipro dejaron de lanzarse en 2015 debido al inicio de las hostilidades en 2014. Ambos cohetes tenían en su momento buenas cuotas de uso, y observando lo que ha hecho el mercado de cohetes desde entonces se puede afirmar que ambos países perdieron mucho con el cese de operaciones de ambos lanzadores.

El segundo caso es más interesante pero menos relevante para el futuro de Ucrania en el espacio. Empecemos por este, el misil balístico intercontinental ruso por antonomasia es el (según denominación OTAN) el SS-18 Satan. Este misil, base del poder nuclear ruso fue fabricado por la oficina de diseño OKB-586. Tras las privatizaciones de la caída de la URSS, origen de muchos de los problemas actuales de los países de esa esfera, esta empresa se llamó Yuzhmash. Podemos rastrearla en la actualidad a la empresa Pivdenmash. Y si miramos de donde es esta empresa nos sorprenderá encontrar que su sede se encuentra en Dnipro.

Esta ciudad ucraniana albergó además la agencia espacial nacional. Esta recibe el nombre oficial de State Space Agency of Ukraine (agencia espacial estatal de ucrania). Aunque debido a lo reciente de este nombre es fácil encontrar documentos aún nombrando la NKAU/NSAU (National Space Agency of Ukraine). El cambio de nombre se produjo en diciembre de 2010. El director actual es Vladimir Taftai que acabaría de cumplir 2 años a los mandos de la agencia. Su predecesor fue un gerente temporal después de que un caso de corrupción acabara con uno anterior. Actualmente esta agencia está ubicada en Kiev.

lLnzamiento de un cohete Dnipro. Fuente: SSAU

Después de 2014 en Ucrania no se fabricaban cohetes completos. En cambio, se centraron en la fabricación de motores, etapas y satélites, con notable éxito.

Tanto el cohete Vega europeo, como su sucesor el Vega C como el americano Antares, emplean etapas de origen ucraniano.

En el caso del Antares es más llamativo debido a que la primera etapa está o estaba íntegramente construida en Ucrania. La empresa encargada del trabajo era la ya mencionada Pivdenmash. Esta, siendo la encargada de su fabricación, su diseño recayó en la oficina estatal de diseño Yuzhnoye. La única parte que no era fabricada en Ucrania lo era en Rusia, el motor de kerolox RD-181.

En el cohete europeo, en Ucrania se fabricaba, aunque algunas fuentes han dejado caer que la línea de producción podría seguir abierta, el motor y parte de la etapa. Esta información habría que tomarla con mucho cuidado porque se trataría de algo muy delicado. En el supuesto de que esa línea de fabricación siga enviando componentes al exterior será uno de los secretos mejor guardados de la guerra. Ucrania tiene pocas vías de financiación y aunque no aporta mucho a su tejido empresarial, cualquier dinero es bien recibido. Aunque, más importante que el flujo de dinero, si se fabrican motores de cohete, se pueden fabricar otros componentes útiles para la contienda. Motores para misiles, sistemas de guiado, de comunicación, todo cosas que se pueden emplear en el campo de batalla.

En el caso del Antares se sabe que su línea de fabricación fue bombardeada por misiles de crucero o aviación en los primeros días de la invasión y las instalaciones fueron arrasadas.

 

El futuro

Quien tuvo retuvo dice el dicho. Aunque más viables antes de la guerra total de febrero de 2022, desde los incidentes de 2014 y la pérdida del Dnieper y el Zenit en 2015, Ucrania ha trabajado en varias series de nuevos cohetes.

La más numerosa es la del Mayak. Esta nueva familia emplearía un nuevo motor de origen ucraniano. Este sería del tipo kerolox, el de más información disponible, más conocimiento en la antigua república socialista y fácil de desarrollar. Aunque existe la excepción de aquellos que emplean combustibles hipergólico. Sin ir más lejos, el Vega usa un motor ucraniano de este tipo. Pero la empresa KB Yuzhnoe ha decidido desarrollar un nuevo motor de keroseno y oxígeno líquido. El RD-815 desarrollaría una potencia de unas 250 toneladas de empuje y en función del cohete de la familia que se emplease el número de estos variaría.

Imagen promocional de la familia de lanzadores Mayak. Fuente: SSAU

La otra gran de los cohetes de Ucrania es el cohete Cyclone 4M. Este apenas guarda relación con sus predecesores y se puede pensar en más como un Antares ucraniano. Este lanzador sustituiría el motor RD-181 ruso por cuatro motores RD-870. Estos nuevos motores serían versiones 100% ucranianas del RD-120, un motor construido parcialmente en Rusia. Estas partes serían sustituidas por versiones nacionales de esas mismas piezas.

Sin embargo, combustible hipergólico sería empleado en la etapa superior, aprovechado la sencillez de su almacenamiento. Sobre todo, comparado con los combustibles criogénicos como el metano, el oxígeno o el hidrógeno cuya evaporación los hace complicados de almacenar más de unos minutos u horas.

Esto permite al Cyclone 4M reencender su etapa superior. Esta característica es especialmente útil para lanzar a órbitas de más energía como una de trasferencia geoestacionaria. Aun así, este lanzador no está mal dotado teniendo una capacidad a órbita helio síncrona de 550 km de 3 500 kilogramos.

Imagen promocional del Cyclone 4M. Fuente: SSAU

En definitiva, Ucrania tendrá cohetes poco después de acabar la guerra. Pero más allá de eso, el mundo recuperará una potencia espacial. Desde luego no tendrá una gran capacidad económica, pero sí técnica. Y esto permitirá que su más que posible integración en la agencia espacial europea de lugar a una mejora en las capacidades de ambos.

 

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