El fracaso del Constellation: cuando la NASA perdió la segunda carrera por la Luna sin saber que la habría

Imagen del lanzamiento del Ares 1-X versión de pruebas del Ares 1

Era 2009 y la NASA perdía la carrera por la Luna sin saberlo. La comisión Augustine certificó el fracaso y extinción del programa Constellation iniciado cinco años antes. Las siete muertes del Columbia alumbraron un proyecto que sin víctimas mortales, mató algo más importante, la superioridad estadounidense en el vuelo espacial tripulado.

Imagen generada por ordenador que muestra los cohetes Ares 1 y Ares V, el Ares V se muestra desprendiéndose de sus cohetes aceleradores laterales. Fuente: NASA

Un programa sin rumbo

De hecho, el programa Constellation, señalado como uno de los intentos que más lejos llegó en devolver astronautas a la superficie de la Luna, nunca recibió permiso para desarrollar un cohete lunar. Por eso resulta aún más llamativa la Orion, una nave pesada, desarrollada con la idea de volver a la Luna, pero que debería haber servido a la Estación Espacial Internacional. Transportaría hasta siete astronautas, los mismos que en aquel entonces llevaba el transbordador espacial, debería haberse podido acoplar durante al menos seis meses al laboratorio orbital.

En realidad, esta fue en parte la culpa del desastre técnico en el que se fue convirtiendo el programa. En él había dos cohetes, por un lado, el Ares 1, para lanzar la Orion a órbita baja terrestre, por otro, el poderosísimo Ares V, para lanzar el módulo de aterrizaje y tras acoplarlo a la Orion, acelerar el conjunto hasta la Luna.

Y más allá de la Luna, atendiendo a los nombres de los cohetes, en este caso homónimos con el dios griego de la guerra, cuyo análogo en el panteón romano era Marte. El objetivo real ni siquiera era volver a la luna, sino llegar a Marte, de hecho, las últimas simulaciones visuales oficiales, de la NASA llegando al planeta rojo, datan de entorno 2005 a 2007.

Esto nunca estuvo cerca de ocurrir, porque como nunca se aprobó la financiación correcta para el programa, la nave Orion nunca dejó de crecer, principalmente en peso. Ese aumento de peso en la clave de bóveda de todo el programa, lo hacía tambalearse y finalmente caer.

Simulación del módulo de Altair
Recreación del módulo de aterrizaje lunar Altair. Fuente: NASA

Una nave sin rumbo, 20 años después

Hoy en día si preguntas en la NASA para qué se utilizará la Orion, aún no te pueden contestar. Si bien un día se concibió como el método de transporte mejorado entre la Tierra y la Estación Espacial Internacional, nunca pararon ahí. En cambio, la misma nave en diferentes momentos entre 2008 y 2012 tenía que:

  • Ser capaz de soportar los rigores de la órbita marciana y tres años después reingresar con una tripulación en la atmósfera terrestre desde Marte.
  • Acercar una tripulación a un asteroide, capturarlo y transportarlo a un punto sin determinar de la órbita terrestre donde repetir misiones
  • Mantener una tripulación reducida durante dos semanas en órbita lunar
  • Transportar hasta siete astronautas a la Estación Espacial Internacional y víveres de forma automática.

Y el caos continúa hoy en día, donde no se sabe si finalmente se construirá una estación espacial Gateway alrededor de la Luna o no. No se sabe, aunque la Starship lo hace bastante inverosímil, si la Orion tendrá que viajar hasta Marte con astronautas a bordo. Y afortunadamente para los planificadores de misión, la misión al asteroide y las rotaciones rutinarias de astronautas en la EEI así como el envío de suministros de forma robótica fueron fulminantemente canceladas con los cimientos del programa Artemisa.

La luna vista desde la cápsula Orion en la misión Artemisa 1
Vistas de la Luna desde la cápsula Orion en la misión Artemisa 1. Funte: NASA

El SLS, una herencia sin cimientos

Pero el despropósito de la Orion, aún con algunos flecos sueltos, como el reutilizado de motores del transbordador espacial por un puñado de votos vinculados a empleos en distritos clave, está más o menos arreglado y encaminado. Sin embargo, si la Orion no sabía donde ir, el Ares V, derivado en el actual SLS, tampoco y este cohete aún a día de hoy, no tiene destino, aunque Boeing lo intentase.

Esto implicó cambios constantes en el diseño del lanzador, alterando su rendimiento, e incluso cambiando completamente su diseño. Igualmente, esto estaba supeditado a las empresas privadas que hacían esas piezas, desde el diseño del transbordador espacial.

Lo más llamativo del SLS es su falta de capacidades, esto se debe a que buena parte del trabajo que se desarrolló durante el Constellation, se desechó. Y de lo que se mantuvo, se cogió lo que se puede apuntar como lo peor. Por un lado, tenemos los cohetes aceleradores de cinco segmentos, en el transbordador eran de cuatro. Estos se mantuvieron, suponiendo un atraso ya que se perdió la capacidad de reutilizarlos de su predecesor. Pero, además, los avances para instalar otro medio segmento como planteaba el Ares 5, también se perdieron. En cualquier caso, mantener los cohetes aceleradores de combustible sólido se considera en general un error.

Pero más sangrante es el motor de etapa superior que coronaba los dos cohetes Ares del Constellation, el J-2X. Derivado de los motores J-2 empleados en el Saturno V, estos se tratan hoy por hoy de los mejores motores diseñados para vacío jamás fabricados. En el actual SLS, tenemos, por un lado, la etapa del Delta IV, muy inferior a los requisitos que debería tener, y por otro, la excesivamente cara, excesivamente retrasada y no demasiado superior, Exploration Upper Stage. El único motivo por el cual no se pudiera usar todo el trabajo invertido en el Constellation es que no habría salido suficientemente rentable a los contratistas.

El despegue del cohete SLS puso inicio a las misiones Artemis

En 2009, 2010, incluso hasta 2018 o 2020, muy pocos, por no decir nadie pensaba que China podría superar a corto o medio plazo a Estados Unidos en el terreno espacial. Y aunque hay muchos campos en el que la distancia entre ambos es cero o muy pequeña, hay otros en los cuales aún la NASA es superior. Pero el principal, el que más titulares y más gente recordará, volver a la Luna, a día de hoy, es más fácil decir que el dragón asiático llegará antes de que lo haga el águila estadounidense por segunda vez. Si el programa Constellation se hubiera reencaminado, a día de hoy no habría Crew Dragon y la Starship sería una quimera aún mayor de lo que la es actualmente. Por tanto, es complicado decir que la cancelación de este programa perjudicase al futuro del programa espacial estadounidense, pero le dio una inesperada oportunidad al chino que están aprovechando.

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