Así es la muerte en el espacio: esto le pasaría a tu cuerpo

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A medida que los viajes espaciales con fines recreativos se convierten en una realidad cada vez más cercana, aumenta también la probabilidad de que los humanos lleguen a vivir en otros lugares de la galaxia. ¿Qué pasaría entonces si una persona muriera en el espacio?

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Caminata Espacial en la EEI- NASA/ Roscosmos

Antes de entender cómo reaccionaría el cuerpo humano a la muerte fuera de la Tierra, es necesario aclarar qué ocurre exactamente en el organismo cuando una persona fallece en nuestro planeta. Después del fallecimiento, el cuerpo pasa por una serie de etapas de descomposición.

La primera de ellas se llama livor mortis. Se caracteriza por el surgimiento de manchas de color rojo-amoratado causadas por la detención del flujo sanguíneo y la estancación de la sangre como resultado de la gravedad.
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Luego, las enzimas descomponen las paredes celulares liberando su contenido. Al mismo tiempo, las bacterias de nuestro intestino escapan y se diseminan por todo el cuerpo. Ellas devoran los tejidos blandos, una etapa llamada putrefacción. Los gases liberados en este proceso hacen que el cuerpo se hinche. El rigor mortis se deshace a medida que los músculos se destruyen. La descomposición de tejidos blandos elimina olores fuertes.
 

Estos procesos de descomposición son los factores intrínsecos, pero también existen factores externos que influyen en el proceso de descomposición, como la temperatura, la actividad de los insectos, el enterramiento o envoltura de un cuerpo y la presencia de fuego o agua.

En condiciones secas, sean ya calientes o frías, ocurre la desecación del cuerpo. En ambientes húmedos sin la presencia de oxígeno, puede ocurrir la formación de adipocira. Esta sustancia, también llamada cera cadavérica, se forma por la hidrólisis anaeróbica bacteriana en la grasa corporal en el cadáver. Este recubrimiento ceroso puede actuar como una barrera en la piel, protegiéndola y preservándola.
 
En la mayoría de los casos, sin embargo, los tejidos blandos se descomponen completamente con el tiempo y se quedan solamente los huesos del fallecido. Estos tejidos duros son mucho más resistentes y pueden durar miles de años.

¿Y qué pasa en el espacio?

Las diferentes gravedades observadas en los otros planetas seguramente afectarían la etapa de livor mortis. La falta completa de gravedad al flotar en el espacio podría evitar esta fase del todo, ya que la sangre no se acumularía en ciertas áreas.
Dentro de un traje espacial, el rigor mortis todavía se produciría, ya que ocurre como una consecuencia del cese de las funciones corporales.
 
Las bacterias del intestino devorarían los tejidos blandos, como hacen el la Tierra. Sin embargo, debido a que necesitan oxígeno para funcionar correctamente, el suministro limitado de aire ralentizaría significativamente este proceso.
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NASA
Cuando una persona es enterrada en nuestro planeta, los microbios del suelo también colaboran en el proceso de descomposición del cuerpo. Así, cualquier entorno planetario que inhiba la acción microbiana —como la sequedad extrema, por ejemplo— mejora las posibilidades de preservación de los tejidos blandos.
Cuando estamos vivos, los huesos comprenden materiales orgánicos e inorgánicos. Después de la muerte, el componente orgánico se descompone, dejando solamente los esqueletos de restos inorgánicos, los cuales pueden tardar milenios en desaparecer. Pero en suelos muy ácidos, los cuales podemos encontrar en otros planetas, puede suceder todo lo contrario: el componente inorgánico puede desaparecer más rápidamente que los tejidos blandos.
 
En nuestro planeta, la descomposición de los restos humanos es parte de un ecosistema equilibrado donde los nutrientes son reciclados por organismos vivos, como los insectos, los microbios e incluso las plantas. En otros planetas, es posible que los ambientes no hayan evolucionado para hacer uso de los cadáveres de la misma manera eficiente.
En las condiciones desérticas encontradas en Marte, por ejemplo, es posible que los tejidos blandos se sequen y se preserven. Por otro lado, es posible que el sedimento arrastrado por el viento en el planeta rojo erosione y dañe el cadáver de una manera similar a la observada en la Tierra.
Ya en la Luna, las temperaturas podrían desempeñar un papel clave en la descomposición de cuerpos. En nuestro satélite natural, las temperaturas pueden oscilar entre 170 °C bajo cero y 120 °C. El calor y el frío extremos podrían afectar en la preservación de los cadáveres.
Sea como sea, lo más probable es que un cuerpo sin vida en el espacio mantendría su apariencia humana por más tiempo, ya que el proceso completo de descomposición que se observa en la Tierra no ocurriría.