«La afición por la astronomía me viene de muy pequeña, cuando un hermano de mi abuelo, catedrático de Geografía de la Escuela Normal de Maestros, nos llevaba a la montaña y nos hacía determinar la hora con la sombra de una ramita de árbol, los puntos cardinales… Y, de mayor, cuando estudiaba bachillerato, me proponía preguntas como “el universo, ¿es finito?”, que yo trataba de resolver.»
Assumpció Català i Poch nació el 14 de julio de 1925 en Barcelona. Era la mayor de cuatro chicas y un chico en el seno de una familia acomodada. Su padre, Albert Català, se dedicaba actividades relacionadas con la banca y su madre, Assumpció Poch, fue maestra hasta el momento de casarse. Ese “hermano de mi abuelo” al que alude la cita anterior era Jaume Poch i Garí, quien transmitió su pasión por las estrellas a Assumpció en sus muchos paseos de descubrimiento por las montañas de Collserola.
Assumpció quería aprender astronomía, así que en 1948 se matriculó en la carrera de matemáticas, en la podía cursar esa materia que tanto le fascinaba:
«Busqué una carrera donde hubiera astronomía; encontré la de matemáticas, que también me gustaba, y me matriculé […]. Había muy pocas chicas cuando empezamos en la universidad, éramos cinco o seis. A partir de tercero ya estuve sola: era la chica de tercero, la chica de cuarto, la chica de quinto…».
En 1952 finalizó sus estudios universitarios y, poco tiempo después, comenzó su tarea docente en la Universidad de Barcelona, labor que desarrolló en diferentes puestos entre 1953 y finales de 1990. Compaginó esta tarea con la enseñanza secundaria en el Instituto Infanta Isabel de Barcelona durante doce años, lo que la gratificaba:
«No solo he disfrutado explicando astronomía o matemática aplicada; también he disfrutado transmitiendo mis conocimientos. Mi dedicación a la docencia a veces ha ido en detrimento de mi dedicación a la investigación, pero doy mi tiempo por bien ocupado.».
En 1975 empezó a trabajar como profesora adjunta numeraria en la Facultad de Física de la Universidad de Barcelona. Se convirtió, de ese modo, en la primera astrónoma que trabajaba como profesora numeraria en una universidad española.
Al mismo tiempo, con no pocas dificultades, Assumpció preparaba su tesis doctoral:
«Empecé a trabajar en astronomía 1952. Piensen que en 1952 en Barcelona teníamos cortes de corriente diarios, desde las cuatro hasta las ocho de la tarde. Era la posguerra; no había libros. Los libros de matemáticas me los traía mi padre desde Francia con la valija diplomática: él era director de agencia del banco Hispano-Colonial. […] En aquella época, cuando yo empecé, calculábamos con logaritmos, con tablas de dieciséis cifras decimales y no teníamos todavía en la Universidad de Barcelona una máquina de calcular. Calculábamos con una maquinilla que llamábamos “de moler café”.».
Enmarcada en el área de la astronomía galáctica, defendió su tesis en 1971 con el título de Contribución al estudio de la dinámica de los sistemas estelares a simetría cilíndrica. Fue la primera mujer en conseguir un doctorado en Matemáticas en la Universidad de Barcelona.
Su carrera investigadora se centró en el estudio del sistema solar, la astrometría y la astronomía galáctica. Durante más de treinta años analizó la evolución de las manchas solares para, a través de ellas, determinar la velocidad de rotación del Sol y conocer su actividad. Además, trabajó en la dinámica de sistemas estelares, centrándose especialmente en la actividad de nuestra galaxia.
Como ella misma reconocía, los medios de los que disponían al principio eran muy rudimentarios:
«Las cosas han cambiado mucho, por ejemplo, los aparatos de observación astronómica. Cuando yo realizaba observaciones del Sol, hacíamos cuatro fotografías diarias que enviábamos a Zúrich, donde las recogían y analizaban la evolución del Sol. Ahora esto ya no tiene sentido; tenemos satélites que están orbitando continuamente alrededor del Sol: toman fotografías, estudian las manchas…».
Dentro del programa de cooperación científica hispanofrancesa, a finales de la década de 1970, realizó algunas estancias de trabajo en el Laboratorio de Dinámica y Estadística Estelar del Instituto Henri Poincaré (Universidad Pierre y Marie Curie) y en el Observatorio de París ubicado en Meudon. Durante estas visitas se dedicó al estudio de la teoría de Oort sobre el origen de los cometas. Esta fue postulada de manera independiente por los astrónomos Ernst Öpik (en 1932) y Jan Hendrik Oort (en 1950), y defiende que los cometas de período largo se originaron en una nube de objetos transneptunianos que orbita en los límites del Sistema Solar.
La astronomía, la física y las matemáticas fueron el eje de su carrera. Además, durante más de quince años ejerció como representante española en la Comisión 46 para la enseñanza de la astronomía de la Unión Astronómica Internacional.
Assumpció Català falleció en Barcelona el 3 de julio de 2009. El 4 de marzo de 2016, el telescopio reflector Dall-Kirkham situado en el Centro de Observación del Universo de Montsec (Parque Astronómico del Montsec de Àger, Lérida) se bautizó como “Telescopio Assumpció Català”. Fue el primer telescopio español nombrado en honor a una mujer.
El mismo año de su fallecimiento, en una entrevista, dirigía un especial mensaje a las estudiantes que comenzaban su carrera académica: «Decidles a vuestras jóvenes estudiantes que no se desanimen jamás, que cultiven su vocación, que les proporcionará muchísimas satisfacciones.». Sin duda, ella fue un ejemplo de perseverancia persiguiendo su sueño de conocer los secretos de las estrellas.
Marta Macho-Stadler, Profesora de matemáticas, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.