Estudiar las auroras para comprender mejor los planetas
Tomemos, por ejemplo, la mancha alargada situada más a la izquierda en la aurora de Júpiter. Se llama huella auroral de Io. Está causada por los remolinos que Io genera en el toroide que él mismo creó.
Una estructura que es casi idéntica en ambas imágenes es la extraña forma de ojo que aparece en la parte inferior derecha de Júpiter y en la parte inferior de la Tierra. Causadas por una repentina reconfiguración de la parte posterior de la magnetosfera (la magnetocola). De hecho, aunque por razones completamente diferentes, una debida al material expulsado de Io y la otra al viento solar, ambas magnetosferas pueden acumular masa y energía en esta magnetocola, hasta que se resquebraja y libera grandes cantidades de partículas en las zonas aurorales de la misma manera.
Este ejercicio se denomina planetología comparada, y permite, como acabamos de ver, aislar los fenómenos universales de las particularidades de cada planeta. Observando estos planetas lejanos, aprendemos casi tanto sobre estos mundos exóticos como sobre nuestro propio planeta.
Bertrand Bonfond: Investigador cualificado FNRS, Universidad de Lieja