Descubren una sorprendente nube de muy alta velocidad en Júpiter

El gigante gaseoso Júpiter es conocido por su gran tamaño y masa, los cuales van acompañados de una exótica atmósfera con cientos de diferentes procesos meteorológicos a gran y pequeña escala. Compuesta principalmente por hidrógeno, esta se divide en varias bandas con velocidades o sentidos de giro cambiantes. A su vez, las tormentas y corrientes de aire son causadas por la rápida rotación del planeta, logrando completarla en 10 horas.

Fotografía de Júpiter y acercamientos en blanco y negro a las bandas de la atmósfera. Se muestran ambas zonas con 10 horas de diferencia. Créditos: NASA, ESA, CSA, STScI, R. Hueso (University of the Basque Country), I. de Pater (University of California, Berkeley), T. Fouchet (Observatory of Paris), L. Fletcher (University of Leicester), M. Wong (University of California, Berkeley), J. DePasquale (STScI).

Chorros de alta velocidad

 Un grupo de investigadores emplearon datos obtenidos por el Telescopio Espacial James Webb para estudiar la atmósfera de Júpiter en el infrarrojo. Debido a la alta sensibilidad de los instrumentos, es posible analizar diferentes capas al tiempo, y crear un panorama más completo al unir imágenes de diferentes filtros.

Gráfica de los datos recolectados por James Webb que muestra el cambio en la velocidad del viento en función de la altura. Créditos: NASA, ESA, CSA, STScI, R. Hueso (University of the Basque Country), I. de Pater (University of California, Berkeley), T. Fouchet (Observatory of Paris), L. Fletcher (University of Leicester), M. Wong (University of California, Berkeley), J. DePasquale (STScI).

Realizando observaciones cada 10 días, o un día joviano, se deseaba poder identificar características cambiantes en distintas alturas de la atmósfera. Se analizaron las respectivas velocidades del viento. Encontraron en el ecuador un gran chorro o jet de alta velocidad que viaja sobre las principales capas de nubes, alcanzado hasta 515 kilómetros por hora y a 40 kilómetros de altura.

Estas observaciones, que continuarán a lo largo de los próximos meses y años, permiten entender mejor la turbulenta atmósfera de Júpiter y la interacción entre las diferentes bandas. Así como sentar las bases para futuras observaciones de las sondas JUICE y Europa Clipper, que efectuarán observaciones sobre el gigante gaseoso.