Con el paso del tiempo se hacen esfuerzos por mejorar la precisión y resolución de los instrumentos que tenemos para explorar el universo. La capacidad de observar detalles más pequeños nos ofrece la posibilidad de encontrar lo que antes permanecía escondido. Es así como se han hallado nuevas lunas para los gigantes gaseosos.
Por ejemplo, las primeras observaciones de Júpiter nos ofrecieron el descubrimiento de cuatro grandes mundos que lo orbitaban. Las sondas revelaron otros de menor tamaño. Recientemente, la Unión Astronómica Internacional (IAU) ha confirmado una docena de nuevas lunas en el mayor de los planetas del sistema solar, Júpiter.
Récord superado
Júpiter es el planeta más grande de nuestro vecindario. Gracias a las exploraciones por sondas como las Pioneer, Voyager, Cassini, Galileo y Juno, el conteo previo de objetos orbitando al gigante gaseoso era de 80 lunas confirmadas y catalogadas por la IAU. Gracias a las nuevas adiciones en el registro oficial de satélites, este número ha ascendido hasta los 92 satélites. Llegando a superar a Saturno, el cual poseía el récord.
Sin embargo, se mantienen observaciones en búsqueda de estos pequeños mundos. Los descubrimientos pueden tomar tiempo desde la primera detección de un cuerpo menor, luego poder encontrarlo más veces y a partir de esto calcular una órbita preliminar. Una vez realizado el reporte, es necesario que pares revisen la información recaudada y de ser posible realizar observaciones para corroborar su existencia.
Además, los datos deben de mostrar con gran claridad que el objeto en cuestión está orbitando directamente al planeta, para esto es necesario recopilar datos durante toda una revolución alrededor de este. Dado que son sometidos a la atracción gravitacional del Sol y el respectivo planeta, las más distantes lunas pueden presentar trayectorias diferentes de las clásicas elipses. Dificultando aún más el proceso de confirmación.
La familia joviana
Dado el número de objetos que se han encontrado alrededor de Júpiter de varios tamaños, estos se han dividido en pequeños grupos que permiten reconocerlos por alguna propiedad en específico. Generalmente, esta está relacionada con su sentido de giro. Donde una órbita retrógrada significa una traslación en sentido contrario a la rotación del planeta. Así como el movimiento prógrado es cuando ambos van en una misma dirección.
En el caso de los nuevos descubrimientos se agregaron dos miembros a la familia de las nueve lunas Himalia. Aquellas encontradas entre los 11 y 12 millones de kilómetros de distancia del planeta. Y una nueva al dúo de los Carpo. Estas dos familias son parte de las órbitas prógradas, fuera de estas regiones todos los demás objetos son retrógrados.
Las otras nueve lunas se encuentran en el grupo de los 71 objetos más alejados de Júpiter, tomando 340 o más días en completar una órbita completa. Solo cinco de ellas cuentan con un tamaño mayor a los 8 kilómetros. Donde las más pequeñas pueden ser restos de un cuerpo mayor que podría haberse fragmentado en el pasado.
Gracias a nuevos observatorios en tierra y espaciales las observaciones de estos sistemas seguirán creciendo. Cada vez tenemos mejores instrumentos que permiten detectar objetos más pequeños, tenues y filtrarlos del brillo del planeta principal. Todavía queda por conocer quién quedará con el título de mayor número de lunas entre Júpiter y Saturno.