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Gemini 8: El terrorífico giro de la muerte que casi acaba con el sueño de la Luna

Neil Armstrong es una de las personas más famosas del mundo. No solo fue el primer hombre en caminar por la Luna, sino también tiene un extenso historial de grandes logros y fascinantes historias de como esquivó la muerte en numerosas ocasiones. También, fue un pionero en los entrenamientos de los primeros astronautas, llevando al límite varias naves espaciales y simuladores. Durante la misión Gemini VIII, una extraña anomalía provocó un intenso giro sin control que amenazaba la vida de ambos tripulantes, así como la propia integridad de la nave.

Ignición

El 16 de marzo de 1966 despegó desde Cabo Cañaveral un cohete Atlas con una carga útil Agena, 41 minutos después David Scott y Neil Armstrong, piloto y comandante respectivamente, despegaron en la nave Gemini VIII con el objetivo de realizar el primer acoplamiento de dos objetos en órbita. Esta hazaña sería crucial para las futuras misiones a la Luna.  

Despegue del vehículo objetivo Agena a bordo de un cohete Atlas. Créditos: NASA.
Despegue de la cápsula tripulada Gemini 8 a bordo de un cohete Titan. Créditos: NASA.

La fase de ascenso, inserción y maniobras orbitales transcurrieron sin mayor complicación. Por medio de los motores en la nave Gemini modificaron su trayectoria para acercarse progresivamente al objetivo Agena, hasta encontrarse a unos pocos metros sin movimiento relativo, esperando las comprobaciones finales para el acoplamiento.

Objetivo Agena visto desde la cápsula Gemini antes del acoplamiento, durante maniobras de inspección. Créditos: NASA.

La posición se mantuvo constante mientras la tripulación esperaba a sobrevolar las estaciones de comunicación para mantener una buena telemetría y recibir apoyo en caso de una anomalía. Después de una lenta aproximación, la tripulación reportó un acoplamiento exitoso, siendo la primera vez en la historia que dos naves en órbita se unían entre sí.

Fotografía segundo antes del acoplamiento entre la nave Gemini 8 y el objetivo Agena. Créditos: NASA.

En la sombra de la Tierra

Un tiempo después, cuando la nave se encontraba fuera del alcance de las estaciones de comunicación y adentrándose en la sombra de la Tierra, Neil Armstrong observó en los instrumentos una extraña lectura. Un indicador mostraba un cambio en la orientación de 30° y aumentando, además, cada vez giraba más rápido. Si bien la fuerza era pequeña, en caso de no detenerla podrían alcanzar una velocidad de giro capaz de incapacitar a la tripulación o destruir la cápsula.

La primera idea de Armstrong fue emplear los motores conjuntos de Gemini y Agena para contrarrestar la rotación, si bien funcionó, todavía había una extraña fuerza que los hacía girar. El siguiente intento fue el de ordenar apagar por completo los motores del Agena, sin resultados.

Quedándose sin opciones, Armstrong comanda la separación de ambos vehículos, sin embargo, la nave Gemini sigue girando sobre sí misma. La velocidad cada vez es mayor y el riesgo de perder la consciencia aumenta, aunque tienen la seguridad de que el problema se encuentra en la propia nave.

El problema se agravó a tal nivel que la nave gira sobre sí misma a una tasa de una vuelta por segundo, suficiente para afectar de forma considerable la visión de los astronautas, dificultando aún más encontrar una solución.

Armstrong decide cortar por completo el suministro de combustible y energía de los motores de maniobra principales. Usando los propulsores auxiliares de reentrada logra contrarrestar el giro. Finalmente, el extraño empuje cesó y recuperaron el control total.

La cápsula Gemini en el océano Pacífico, al sur de Japón, después de regresar del espacio. Los equipos de rescate instalaron el anillo de flotación amarillo para mejorar la estabilidad en el agua. Créditos: NASA.

Descenso

Poco tiempo después, recuperada la comunicación con los sistemas en Tierra, se dio la orden de recortar la misión, cancelar una caminata espacial y al cabo de unas horas regresar a la Tierra. La cápsula Gemini amerizó al sur de Japón, lejos de los lugares previamente designados para una rápida recuperación. Años después, Neil Armstrong sería el primer hombre en pisar la Luna en el Apolo 11, su segunda y última misión al espacio. David Scott volaría en el Apolo 9 como piloto de mando y comandante en el Apolo 11.

La investigación posterior asocia el problema a un posible corto circuito con uno de los motores de maniobras. En este caso, el motor ignoraría órdenes de apagado.

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Francisco Andrés Forero Daza

Jefe de sección Cosmos. Especialista del programa lunar Apollo, mecánica celeste e impresión 3D. Universidad Nacional de Colombia.