James Webb encuentra el elemento que faltaba para la vida en la luna Europa

La luna de Júpiter Europa es uno de los lugares más interesantes en el sistema solar desde el punto de vista de la astrobiología. Es uno de los mayores depósitos de agua en estado líquido conocidos, el cual es clave para la vida como la conocemos en la Tierra. Sin embargo, nunca se había detectado el resto de los compuestos elementos necesarios. El Telescopio Espacial James Webb encontró por primera vez trazas de dióxido de carbono, el cual debió formarse recientemente.

Fotografía de Europa obtenida por el instrumento NIRCam del Telescopio Espacial James Webb. Las regiones blancas corresponden a Tara Regio (derecha) y Powys Regio (izquierda). Créditos: NASA, ESA, CSA, G. Villanueva (NASA/GSFC), S. Trumbo (Cornell Univ.), A. Pagan (STScI).

Europa: un mundo helado

Entre las decenas de lunas que orbitan constantemente a Júpiter, Europa hace parte de las conocidas como galileanas y es la segunda en cercanía al gigante gaseoso. Se encuentra acoplada de marea, es decir, siempre le ofrece la misma cara al planeta.

Cuenta con un relativamente delgado cascaron de hielo que protege un extenso océano de agua líquida salada. Gracias al trabajo en conjunto de sondas como Galileo, Cassini y Juno, y telescopios espaciales como el Hubble, se ha generado un enorme interés por entender la química que tiene lugar en el interior de Europa. Siendo uno de los principales sitios en el sistema solar con el potencial de dar paso a la vida.

Primera fotografía de Júpiter tomada por James Webb. Europa aparece al costado izquierdo. Su corteza de hielo refleja gran cantidad de luz infrarroja, mostrando gran brillo. Créditos: NASA, ESA, CSA.

Carbono: pilar de la vida

La química orgánica se enfoca en el estudio de las interacciones entre los elementos que hacen posible la vida. Tales como el oxígeno, hidrógeno, carbono, fósforo, nitrógeno y azufre. Es necesario contar con todos ellos para que se den las reacciones necesarias para formar moléculas y, posteriormente, seres vivos.

Un equipo de investigadores aprovechó la increíble resolución y sensibilidad de James Webb para analizar los compuestos presentes en Europa. Lograron identificar la presencia de dióxido de carbono en la superficie helada. Diferentes análisis descartaron como posible origen fuentes externas como meteoritos. Confirmando con seguridad que debe provenir del océano subterráneo.

Gráfica de las observaciones de NIRCam (izquierda) y NIRSpec en longitudes de onda asociadas al dióxido de carbono cristalino. Créditos: NASA, ESA, CSA, G. Villanueva (NASA/GSFC), S. Trumbo (Cornell Univ.), A. Pagan (STScI).

Observando en diferentes longitudes de onda se realizó un mapa que muestra la intensidad de emisión de luz asociada al dióxido de carbono cristalino. Siendo el principal lugar la región conocida como Tara Regio, una zona clasificada como terreno caótico. En esta existe una constante interacción e intercambio de materia entre el océano interior y la corteza exterior.

El dióxido de carbono no es estable en la superficie de Europa, por ende, los investigadores suponen debe haberse formado recientemente, en término de escalas de tiempo geológicas. Si bien el carbono es uno de los elementos más comunes del universo, es un buen indicador de la posibilidad de la presencia de vida en la luna.

Una esperanza para la vida

El carbono es un elemento bastante abundante en las atmósferas y superficies de todos los planetas del sistema solar, tanto rocosos como gaseosos. El descubrimiento sienta las bases para futuras observaciones de la sonda Europa Clipper y JUICE, las cuales estudiaran desde cerca la intrigante luna. Todavía son necesarios más pruebas y observaciones para determinar su realmente existe vida fuera de la Tierra.