El brillo total del universo se conoce como fondo óptico cósmico, que incluye la luz dispersa emitida por todas las estrellas y galaxias del universo juntas. Es importante para los científicos averiguar la magnitud de la radiación relicta que quedó tras el Big Bang porque permitirá hacer un inventario de toda la materia normal (también conocida como ‘materia luminosa’) del universo.
En la Tierra, esto no es fácil debido a las interferencias causadas por la luz solar y la forma en que la reflejan las partículas de hielo del sistema solar. Los telescopios espaciales en órbitas cercanas a la Tierra también son insuficientes, ya que están sometidos a las interferencias del polvo entre los planetas, que crea luz en primer plano.