Es vox populi que la burocracia europea es una pesadilla. Pero lo de esta semana, por enésima vez en lo que llevamos de año dedicamos nuestro espacio semanal de opinión a cargar contra una agencia espacial europea que no avanza. Y que cuando lo hace es concienzudamente hacia el sitio que no debe.
La idea de una nave espacial tripulada europea lleva décadas surcando la mente de los distintos dirigentes y países miembros de la ESA. Sin embargo, solo una vez se estuvo medianamente cerca de tal objetivo y quedó completamente abandonado mucho antes de prosperar en modelos de vuelo.
Aun así, debido al programa de la nave alada Hermes arrastramos aún hoy día un cohete que no es competitivo en ningún sentido, el Ariane 5.
El sentido de existir del Ariane 5 se lo daba la nave tripulada Hermes. Cuando este proyecto fue desechado, alguien se olvidó de cancelar también el carísimo cohete que hacía falta para lazar el transbordador europeo. Y así nos plantamos en 2023, cuando Arianegroup es incapaz de terminar un sucesor que mejore levemente a su monstruoso predecesor. O ya que estamos solventar el principal problema de este cohete sin sentido, una versión de 10 toneladas de carga que garantice a Europa no depender de Rusia. Pues debido a la falta de previsión unida a una galopante incompetencia y si no corrupción, falta de visión en Europa se sigue financiando masivamente a los dos gigantes de la construcción de cohetes.,
Avio ha demostrado no ser merecedor de ningún tipo de confianza al subcontratar fuera de un país miembro de la ESA la construcción de piezas. Unido a que los requisitos mínimos de dichas piezas eran insuficientes y han llevado a la perdida de un cohete y su carga útil. A cambio, para pitorreo de todos, han recibido financiación extra para desarrollar de nuevo la pieza. Ahora sí, en territorio europeo, por una cantidad exorbitante de dinero. Mientras tanto, la empresa lleva a cabo masivas compras de acciones de sí misma, esto mantiene alto el valor de esta en bola. Medida la cual únicamente está beneficiando a la alta directiva de Avio poniendo en tela de juicio la legalidad de la misma.
Arianespace sigue con su plan de lanzar la apabullante cantidad de dos cohetes en todo el año. Los dos únicos Ariane 5 que quedan por lanzar jubilarán por fin a un cohete que pese a una carrera que podríamos definir como brillante, ha tenido muchas sombras.
Pero hay una razón que nos lleva a hablar hoy del Hermes. Desde la cancelación en 1992 se hablaba de resucitar un programa espacial tripulado con acceso propio. La conversación no acabará hasta que se haga, y ahora, todas las partes interesadas estaban apuntando a que se haría. Pero, la burocracia manda en Europa. Así que para tomar la decisión final se encargó a un comité de expertos.
Y tras la asombrosa cantidad de cuatro reuniones en seis meses, los catorce miembros han emitido un veredicto a la europea.
No han sido capaces de decir a las claras que si quiere ser tenida en cuenta, que si no quiere pagar a empresas estadounidenses lo que las europeas pueden hacer, la ESA necesita una cápsula tripulada propia. Han sido capaces de decir dos veces que hace falta esa capacidad, pero en un texto que debería titularse la necesidad europea de una cápsula tripulada propia estos términos apenas aparecen,
Estos expertos son algunas de las mejores mentes de Europa y han perdido una oportunidad de meses o años para definir un principio de cápsula. De hecho, la palabra tripulación aparece un total de seis veces en veintiuna páginas.
Pero lo mejoran, dos de estas menciones son en grafismos indicando las capacidades actuales de EEUU, China y Europa, así que no cuentan. Otra más es una mención al programa de capsulas tripuladas de la NASA, tampoco puntúa. Por tanto, tenemos un total de 3 menciones expresas a esta capacidad.
Y de las tres frases en las que aparece el verbo más fuerte que se emplea para encomendar lo que reza todo el trabajo es: debería.
No hay ningún tono de mando, o de apremio, o de obligación, o de presión. La burocracia europea nos mata.