Lejos de la concepción de la guerra espacial dominada por medios físicos, láseres y armas en general, estas son minoría. Solo un puñado de Estados disponen de la capacidad de imponer fuerza física en el espacio ultraterrestre. En cambio, ya más de un centenar de países disponen de satélites que de una forma u otra pueden acabar al servicio de los ejércitos.
Las armas espaciales en el mundo
Los DA-ASAT son el medio mejor documentado de cuantos existen para la guerra espacial. ASAT proviene del inglés donde significa AntiSATélite, mientras que la coletilla DA significa que es de Ascenso Directo. Por tanto hablamos de un sistema basado en tierra, aunque en este caso en particular no es del todo así. El Standard Missile 3 estadounidense cuenta con la particularidad de que está embarcado en los buques de la US Navy. Esto convierte a la marina estadounidense en la única del mundo en disponer de su propia capacidad anti satélite. Esto hace que el único país del mundo con capacidad de denegar completamente la órbita baja terrestre sea Estados Unidos. El resto de naciones que disponen de estas armas requieren que el satélite pase sobre su territorio o muy cerca en algún momento de la órbita para poder atacarlo. Además estar embarcado dificulta la posibilidad de acabar con la plataforma de lanzamiento, la única forma realista de destruir un equipo de este tipo.
Cómo es el Standard Missile 3
Desarrollado a partir de la base del SM-2 se le añadió una tercera etapa para permitirle alcanzar blancos a mayor altura. Aunque está pensado principalmente para luchar contra misiles balísticos, la altitud a la que viajan estos es lo que le confiere esta capacidad secundaria de atacar satélites. Se puede embarcar en casi cualquier buque de combate con un sistema de combate AEGIS. Se introduce en el barco dentro de un contenedor y se instala en una célula de lanzamiento vertical MK-41.
Debido a tratarse de un misil relativamente pequeño solo puede atacar al extremo inferior de la órbita baja terrestre. Pero esto sería suficiente, después de destruir un puñado de ellos el síndrome de Kessler haría el resto. Aún así, la altitud a la que puede atacar el SM-3 es clasificada. Este arma se encuentra en un constante proceso de mejora y evolución y por tanto también es razonable que cada vez su cota máxima aumente. Por otro lado, la expansión del sistema de combate AEGIS hace posible que otras naciones incorporen este mísil a sus inventarios. Aunque su elevado coste de más de 10 millones de dólares la unidad lo dificulta. En estos momentos Japón y Corea del Sur son los únicos países aparte de Estados Unidos que han comprado esta poderosa arma.
Pese a su predominancia en el ámbito espacial Estados Unidos siempre ha mostrado poco interés en el desarrollo de armas anti satélite. Un ejemplo es este misil, que en estos momentos es el único en el inventario estadounidense con esta capacidad, pero que no es su principal función. La explicación es el síndrome de Kessler que hace que la destrucción de un puñado de satélites haga imposible operar uno en la órbita baja.