Hemos descubierto una nueva especie de autillo y ya está en peligro
Bárbara Freitas, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC); Angelica Crottini, Universidade do Porto y Martim Melo, Universidade do PortoComo parte de un equipo internacional de científicos, y tras décadas de especulaciones, hemos confirmado la existencia de una nueva especie de autillo en la isla de Príncipe, parte de la República Democrática de Santo Tomé y Príncipe, en África central.
La presencia del búho fue documentada por primera vez en 2016 gracias a una foto de Philippe Verbelen. Sin embargo, los testimonios de la población local sugieren que el animal existía desde 1928, aunque rara vez se le veía.
Ahora hemos descrito las características del autillo en la revista de libre acceso ZooKeys basándonos en múltiples evidencias. Entre ellas, la morfología, el color y el patrón del plumaje, las vocalizaciones y la genética. Como estas características son diferentes de las de otros autillos, hemos demostrado que este búho es de hecho una nueva especie.
El ave se conoce ahora oficialmente como búho real de Príncipe u Otus bikegila.
Búhos ocultos
Otus es el nombre genérico dado a un grupo de pequeños autillos que comparten una historia común, comúnmente llamados autillos. Se encuentran en toda Eurasia y África, e incluyen especies tan extendidas como el autillo euroasiático (Otus scops) y el autillo africano (Otus senegalensis).
El epíteto de la especie, bikegila, se eligió en homenaje a Ceciliano do Bom Jesus, apodado Bikegila, antiguo criador de loros de la isla del Príncipe y actual guardabosques de las reservas naturales de Príncipe. El descubrimiento de este autillo sólo fue posible gracias a los conocimientos locales de Bikegila y a sus incansables esfuerzos por resolver el largo misterio de su existencia. El nombre también pretende ser un reconocimiento a los ayudantes de campo locales, en todo el mundo, que a menudo desempeñan un papel importante en el descubrimiento de nuevas especies y lugares para la ciencia.
Otus bikegila tiene un canto único: una breve nota “tuu”, repetida a un ritmo rápido de aproximadamente una nota por segundo, que recuerda a los cantos de los insectos. Suele emitirse a dúo, casi al caer la noche. Esta llamada fue una de las principales pistas que condujeron a su descubrimiento.
Aunque el autillo de Príncipe acaba de ser confirmado por la ciencia, los datos genéticos indican que desciende de la primera especie de autillo que colonizó el archipiélago del Golfo de Guinea. Aunque pueda parecer extraño que una especie de ave lleve tanto tiempo sin ser descubierta en una isla tan pequeña, no se trata en absoluto de un caso aislado en lo que respecta a los búhos.
Por ejemplo, el autillo de Anjouan fue redescubierto en 1992, 106 años después de su última observación, en la isla de Anjouan (también conocida como Ndzuani), en el archipiélago de Comoro. El autillo de Flores fue redescubierto en 1994, 98 años después de su último avistamiento.
Príncipe, tierra de pájaros
Otus bikegila es la octava especie conocida de ave endémica de Príncipe, lo que significa que no se encuentra en ningún otro lugar de la Tierra. Este nivel inusualmente alto de endemismo de aves en una isla de sólo 139 km² pone de relieve la importancia de la conservación mundial de la isla. Además, Príncipe comparte otras tres especies endémicas con las vecinas Santo Tomé y Annobón.
Hemos estudiado toda la isla de Príncipe para determinar la distribución y el tamaño de la población de la nueva especie. Los resultados, publicados en la revista Bird Conservation International, muestran que este nuevo autillo sólo se encuentra en los bosques autóctonos antiguos que quedan allí. En la actualidad, éstos se limitan a la parte sur deshabitada de la isla. Ocupa un área de unos 15 km², aparentemente debido a su preferencia por las bajas altitudes. En esta pequeña área (unas cuatro veces el tamaño de Central Park), las densidades del búho son relativamente altas, estimándose la población en unos 1 000-1 500 individuos.
No obstante, dado que todos los individuos de la especie se dan en esta única y muy pequeña localidad (de la que una parte se verá afectada en un futuro próximo por la construcción de una pequeña presa hidroeléctrica), hemos propuesto que la especie se clasifique “en peligro crítico”, el nivel de amenaza más alto de la Lista Roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. La organización aún debe evaluar esta recomendación.
Especies en peligro crítico
El descubrimiento de una nueva especie evaluada inmediatamente como altamente amenazada ilustra demasiado bien la difícil situación actual de la biodiversidad. Un aspecto positivo es que el área de presencia del autillo de Príncipe está integrada en el Parque Natural del Príncipe Obo, lo que esperamos que ayude a garantizar su protección.
El seguimiento de la población será esencial para obtener estimaciones más precisas de su tamaño y seguir sus tendencias. La vigilancia de especies nocturnas en terrenos remotos y difíciles plantea numerosos problemas logísticos y de financiación. Para superar estas dificultades, hemos diseñado y probado con éxito un protocolo de estudio que utiliza unidades de registro automático colocadas alrededor de su hábitat. Se utilizará inteligencia artificial para recuperar las llamadas de los búhos dentro de las miles de horas que se grabarán.
Las aves son el grupo animal más estudiado, por lo que el descubrimiento de una nueva especie en el siglo XXI es algo realmente digno de celebración. Pero también subraya la importancia de las exploraciones sobre el terreno para encontrar lo que pronto podría dejar de existir. Igualmente, muestra cómo los esfuerzos impulsados por la curiosidad tienen más probabilidades de éxito cuando se combinan con el conocimiento ecológico local, la participación de naturalistas aficionados entusiastas y la persistencia.
Bárbara Freitas, PhD candidate in Biology, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC); Angelica Crottini, Researcher, Universidade do Porto y Martim Melo, Researcher in Evolutionary Biology, Universidade do Porto
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.