El peligro de un evento Miyake: el Sol puede ser una amenaza latente para la humanidad
11/05/2024 Francisco Andrés Forero DazaEl universo es un ambiente muy hostil, cada segundo la Tierra es bombardeada por billones de partículas altamente energéticas que amenazan nuestros equipos eléctricos. Sin embargo, registros en los anillos de los árboles indican que nuestra mayor amenaza en el corto plazo podría provenir del Sol, el mismo que es indispensable para la vida podría causas un colapso en la civilización, en un suceso denominado como evento Miyake.
Los árboles registran la historia
Este tipo de evento recibe su nombre por un artículo publicado en 2012 donde el autor principal es Fusa Miyake del laboratorio de entorno solar-terrestre de la Universidad de Nagoya en Japón. En este estudio analizaban la concentración de un isótopo del Carbono en los troncos del árbol de Cedro, más específicamente el 14, que cuenta con 2 neutrones más que el Carbono 12, que corresponde a más del 90% del Carbono en la Tierra. La proporción de C14 y C12 está directamente relacionado con la actividad solar y la cantidad de rayos cósmicos.
Durante los periodos de lluvia y sequía en los árboles, el crecimiento del tronco adopta ritmos diferentes, dejando atrás estructuras similares a anillos que permiten conocer su edad y, además, crean un registro de las condiciones que vivió en esas épocas. Gracias a esto se ha encontrado evidencia de hasta tres aumentos considerables en la cantidad de C14 y que no se logra explicar por el comportamiento conocido del Sol. Además, se ha comparado con registros de Berilio 10 en el hielo Antártico, evidenciando igualmente picos en abundancia relativa de este isótopo.
A partir de la comparación entre datos de anillos de árboles de Norte América, Europa y Japón, se permite llegar a la conclusión de que ocurrió un evento a escala global en los años 785 y 995 aC. Aunque no se tiene certeza absoluta de que pudo haberlo causado.
En la búsqueda del responsable
Existen tres candidatos principales que pudieron haber bombardeado la Tierra con gran cantidad de radiación y haber proliferado la producción de C14 en la atmósfera alta. El primero de ellos es una supernova cercana, una estrella masiva al final de su vida donde expulsa con gran violencia sus capas exteriores a gran velocidad; sin embargo, los registros de supernovas y detecciones de remanentes indican que no hubo tal evento en las fechas en cuestión, permitiendo descartar esta posibilidad.
Otra alternativa es un GBR; un estallido o ráfaga de rayos gamma, por sus siglas en inglés, que no dejaría una huella observable al tener una duración menor a 5 segundos y solamente ser una gran emisión de luz muy energética. Algunos estudios han mostrado que un evento de este calibre podría explicar las cantidades de C14 detectadas, no obstante, esta clase de ráfagas son muy poco comunes y pueden no haber ocurrido en el intervalo estudiado.
El último candidato y el más tentador es un evento solar de protones, donde una gran ráfaga de protones es disparada desde el Sol a altas velocidades que podrían haber interceptado la Tierra e inducir el aumento en el flujo de C14 y Be10. Los modelos computacionales muestran que esto podría explicar el incremento en la proporción de Carbono, pero para esto sería necesario una intensidad de entre treinta y cincuenta veces mayor al evento detectado en 1956.
El Sol: un volcán dormido
Suponiendo que lo registrado en los anillos de los árboles fue un evento solar de protones, la humanidad se encuentra bajo un riesgo constante de ser alcanzada por el chorro intenso de partículas altamente energéticas. Se desconoce con exactitud bajo que condiciones se producen estos eventos, así como la relación con la actividad solar, y se mantiene como una pregunta abierta que se espera puedan contestar los diferentes observatorios solares en tierra y en el espacio. Al igual que un volcán dormido, el Sol podría en cualquier momento activar uno de estos eventos de gran intensidad.
Ahora, una vez conocida la posible causa de estas detecciones, cabe ponerse a pensar en las consecuencias de la Tierra ser alcanzada por un evento Miyake. Para esto es necesario recordar que estas partículas cuentan con una gran energía, la cual al colisionar con una máquina puede alterar los átomos constituyentes y afectar gravemente la integridad de partes sensibles como la electrónica, como en un satélite fuera de la atmósfera. Pero cuando chocan con las altas capas de ozono, los protones energéticos causan lo que se llama una cascada de partículas, que de igual forma pueden afectar todos los sistemas eléctricos y dañarlos hasta llevarlos a pérdida completa.
Una catástrofe global
El mundo moderno depende en gran medida de ordenadores, bien sea desde el control remoto del televisor, las llaves del coche hasta grandes servidores de empresas, infraestructuras bancarias y la comunicación global. La afectación en todas estas al tiempo supondría un golpe muy fuerte a la civilización que se ha construido a lo largo del último siglo.
Un daño directo en los sistemas de comunicación supondría un colapso casi total de otras áreas como los bancos, transportes de alimento y respuesta a emergencias. Esto a su vez llevaría a un descontrol por parte de las personas, causando aún más daños y agravando la situación a causa del miedo.
En caso de un evento Miyake el sistema eléctrico global se vería gravemente afectado, dejando ciudades enteras sin energía para poder funcionar correctamente. Personas quedarían atrapadas en ascensores, comida en refrigeración se pudriría al no poder mantenerse a bajas temperaturas y los sistemas hospitalarios, una vez acabados sus reservas usando generadores, dejarían indefensas a cientos de pacientes que dependen de equipos para poder vivir.
Como evitar una catástrofe industrial, social y económica
Dadas las graves consecuencias de un evento Miyake que afecte directamente nuestra infraestructura de telecomunicaciones y electricidad, es necesario reforzar o generar sistemas redundantes que puedan ser recuperados en poco tiempo. El primer paso es entender y poder predecir el riesgo latente que nos amenaza, y para ello se requiere de una mayor vigilancia y estudio exhaustivo del Sol.
Por otra parte, se debe crear un ecosistema independiente para facilitar las reparaciones y reemplazar en el menor tiempo los equipos afectados, de tal forma que se pueda recuperar parte de la capacidad de funcionamiento con rapidez y suplir las necesidades básicas. Para esto hacen falta redundancias en los sistemas eléctricos y de telecomunicaciones que permita trabajar en zonas de forma independiente.