Tras un apoteósico despegue desde la costa suroriental del estado de Texas, Estados Unidos, ahora la enorme Starship de SpaceX se dispone a realizar la peligrosa maniobra de reentrada. Una vez completado el objetivo principal, el cual era completar el despegue al completo, hasta la actual trayectoria suborbital, ahora se intenta un objetivo secundario. Aunque no por ello es menos importante, este paso es completamente necesario para el futuro del programa.
Inicio de la reentrada
A más de 90 kilómetros de altitud, la reentrada comenzó de forma visual. Realmente esta había empezado unos kilómetros más alto, pero no había suficiente fricción por la falta de aire a esas alturas.
Tras algunos minutos retransmitiendo imágenes a través de la constelación de satélites Starlink la conexión se cortó.
La famosa oscuridad en el plasma de la reentrada
La Starship no puede contactar con normalidad mientras que está en la reentrada. Uno de los problemas que produce este plasma es que nunca se está seguro de cuando se producirá. Esto hace casi imposible saber si la nave sigue entera o no. En otros casos donde se tiene un mejor control sobre qué esperar, se pueden producir pequeñas anomalías pero SpaceX no sabía siquiera si en cuanto se formase plasma iba a mantener la señal.
La nave se ha desintegrado
Acorde con lo que se esperaba, la nave no ha sobrevivido a la reentrada. Según SpaceX la pérdida de señal se ha producido por la destrucción del vehículo. Además, informes externos a la empresa señalan que el aterrizaje, y por tanto la salida de la zona sin comunicaciones debería haberse producido hace varios minutos.
Este hecho no tapa lo que ha sido un gran éxito para los de Elon Musk y un paso más hacia la Luna.