Esto ha funcionado bien o mal dependiendo de a quien preguntes:
Los constructores de grandes satélites estaban contentos, no les afectaba en nada la carga secundaria y reducían costes de lanzamiento al compartir el coste con los pequeños satélites.
Los operadores de lanzadores estaban muy contentos, tenían más beneficios y más clientes.
Los constructores de pequeños satélites estaban enfadadísimos, esta solución era horrible para ellos, pese a poder compartir el coste del lanzamiento a ellos les salía más caro el Kg a órbita (la unidad de medida habitual para analizar el coste de lanzar satélites), no podían escoger la órbita a la que volaban, si no, que sobre una órbita determinada que escogía la carga principal y para más inri tenían que esperar meses cuando no años para conseguir un hueco.
Había un problema serio. La primera solución vino a través de lo que podríamos llamar la primera generación de mini lanzadores y lanzadores pequeños, pero ante la reducción aún más de los tamaños volvimos a la misma situación que antes, los Vega, PSLV, e incluso Minotaur y Pegasus se quedaron grandes y caros.