A bordo de la sonda New Horizons se encuentran, entre otras cosas, parte de las cenizas de Clyde Tombaugh, descubridor de Plutón y dentro de un disco duro, cuatrocientos ochenta mil nombres de personas de todo el mundo.
A aquellos mensajes en una botella lanzados al mar, como Carl Sagan llamó a las placas y discos dorados, les esperan miles de años derivando por el universo, siendo un juguete de la gravedad de las estrellas a las cuales se aproximarán. Las probabilidades de ser encontradas por una civilización diferente a la nuestra son casi nulas, sin embargo, es una muestra que perdurará intacta por un muy largo periodo de tiempo.