SpaceX se retrasa en la carrera lunar y crecen las dudas sobre el regreso de EE. UU. a la Luna
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El programa espacial estadounidense atraviesa un momento de incertidumbre. La nave Starship de SpaceX, pieza clave para la misión Artemis III de la NASA, ha sufrido tres explosiones en sus cuatro pruebas recientes y aún no ha transportado ni carga comercial ni astronautas. Su diseño actual solo puede colocar en órbita una fracción de las más de 100 toneladas prometidas por Elon Musk.
Según informa The New York Times, antiguos directivos de la NASA alertan de que los plazos comprometidos por Musk son demasiado optimistas y que el ambicioso plan de la compañía se enfrenta a riesgos tecnológicos inéditos. Entre ellos, la necesidad de realizar un reabastecimiento en órbita, una maniobra nunca antes probada que, de retrasarse, podría dejar a China en ventaja para lograr el próximo alunizaje previsto para 2030.
Musk tiene un historial de anuncios que no siempre se cumplen en los plazos previstos, como ocurrió con sus coches totalmente autónomos o el proyecto de túneles bajo Los Ángeles. Ahora, varios altos cargos federales temen que ocurra lo mismo con el regreso a la Luna.
“Esto no es un ataque a SpaceX; han hecho cosas increíbles. Pero cuanto más te alejas de la tecnología conocida, más tiempo se necesita para conseguir resultados”, afirmó Douglas Loverro, quien dirigió el programa de vuelos tripulados de la NASA al inicio de la presidencia de Donald Trump.
El empresario sudafricano, sin embargo, insiste en que los avances son sólidos. “Salvo contratiempos muy serios, SpaceX demostrará la reutilización completa el próximo año, capturando tanto el propulsor como la nave y entregando más de 100 toneladas a una órbita útil”, declaró este mes en un pódcast.
El plan oficial prevé que la NASA lance en 2027 la misión Artemis III mediante el cohete Space Launch System (SLS) y la cápsula Orion, construidos por contratistas externos. Una vez en órbita lunar, los astronautas deberán transferirse a la Starship para descender a la superficie.
Sin embargo, de forma privada, varios responsables de la NASA reconocen que la fecha de 2027 probablemente se desplace a 2028. Y exfuncionarios como Loverro estiman que la nave de SpaceX no estará lista antes de 2032.
Parte del problema se remonta a la Administración Trump, cuando se apostó por un plan más comercial y arriesgado en lugar de reutilizar tecnologías probadas. Esta estrategia buscaba abaratar costes y limitar los sobreprecios de los contratos públicos, pero ha acabado complicando la viabilidad del calendario.
El retraso norteamericano contrasta con los avances de China, que mantiene su objetivo de lograr un alunizaje tripulado en 2030. Si se cumplen los pronósticos más pesimistas sobre SpaceX, Pekín podría adelantarse y convertirse en la primera potencia en regresar a la Luna más de medio siglo después del Apolo 17.
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