Encontrar a las personas adecuadas para ir a Marte no será tarea fácil. Tienen que estar preparadas para el ingente reto de no volver jamás, deben estar dispuestas a permanecer en una nave espacial confinada durante unos siete meses y tienen que ser de las personas más cualificadas de la Tierra.
Las mujeres consumen menos recursos y tienen más probabilidades de regresar sanas
Según un estudio, hay algo más que deberían ser: todos los astronautas que viajen a Marte tendrían que ser mujeres.
La idea no es nueva. En la década de 1950, los máximos responsables del Comité Especial de Ciencias de la Vida de la NASA abogaron por las mujeres astronautas, afirmando que son más aptas para los vuelos espaciales en casi todos los sentidos en comparación con los hombres por razones biológicas, lo que se denominó el programa Lovelace Woman in Space. Sus cuerpos suelen ser más ligeros y necesitan menos oxígeno y calorías, por lo que ahorran peso y recursos. Se pensaba que sus sistemas reproductivos estaban más aislados de la radiación, y son menos propensas a los ataques al corazón que los hombres. En resumen, las mujeres necesitan menos recursos, menos espacio y tienen más probabilidades de volver sanas para contarlo.
Sorprendentemente, la década de 1950 no era conocida por su igualdad de género y en su lugar sólo se elegían hombres.
Nuevo estudio, nueva era espacial
El estudio examinó el consumo estimado de oxígeno, el gasto total de energía, la producción de dióxido de carbono y calor, y las necesidades de agua de hombres y mujeres en misiones espaciales más largas, para ver cómo sería el astronauta óptimo.
Se descubrió que, en el caso de los astronautas varones, el tamaño corporal por sí solo es más que suficiente para aumentar masivamente todas las métricas, con un incremento del gasto energético total del 30%, del consumo de oxígeno del 60%, de la producción de dióxido de carbono del 60% y de las necesidades de agua del 17%.
En el caso de las mujeres astronautas, los valores fueron mucho mejores en todos los ámbitos a medida que aumentaba su tamaño corporal, y las cifras más afectadas se redujeron en un 30%. Si se compara con la estatura media de un hombre y una mujer, se observa un descenso de hasta el 41% en las necesidades nutricionales y la producción de oxígeno.
En combinación con la tendencia a reducir el tamaño de los módulos del hábitat marciano, los datos sugieren que las tripulaciones exclusivamente femeninas podrían ser ventajosas para el primer aterrizaje en Marte. Cuando la nave viaja durante siete meses y las únicas estaciones de reabastecimiento se encuentran a 264,72 millones de kilómetros de la Tierra, cada punto de eficiencia cuenta, y tal vez las mujeres astronautas podrían ser la respuesta.