Desde su lanzamiento en 1977, las sondas Voyager han marcado numerosos récords. Actualmente, la Voyager 1 se encuentra a casi 163 unidades astronómicas de la Tierra. Gracias a la Red de Espacio Profundo o DNS es posible mantener la comunicación, enviando comandos y recibiendo información. Sin embargo, los ingenieros a cargo reportan un fallo en las señales retornadas por la sonda.
Fallos computacionales
Dada la lejanía de la Voyager 1, cualquier señal enviada toma aproximadamente 22 horas y media en llegar y otras 22.5 en recibir alguna respuesta. En varias ocasiones se han registrado problemas con los datos recibidos, sin embargo, no deja de ser una preocupación para los equipos en tierra.
Las naves emplean computadoras e instrumentos con más de 45 años de antigüedad, registrando la información en paquetes de ceros y unos. En una recepción de rutina se encontró un fallo en los datos recibidos, dado que los patrones eran inservibles, perdiendo conocimiento sobre el estado de la nave y las mediciones de los experimentos científicos.
Se creía que el fallo se localizaba en la computadora del sistema de información de vuelo. El equipo en tierra envió el pasado fin de semana el comando para reiniciarlos. Más de dos días después la señal recibida seguía mostrando datos inservibles.
Cualquier intento por arreglar los fallos supone revisar la documentación original, libros con varias décadas de antigüedad, escritos en una fase más primitiva de la tecnología y sin preparación para los problemas actuales.
A lo largo de las próximas semanas, los ingenieros buscan determinar el origen del problema, para diseñar un plan para arreglarlo y luchar contra la lenta comunicación con la nave. En cualquier caso, la fuente de energía de la Voyager 1 ha perdido lentamente potencia y dará fin a la misión en los próximos años.