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El número de lanzamientos de este sistema es descomunal, aunque no rivaliza con el de Elon Musk. En total se deben desplegar 3 236 satélites, en una primera fase. Para esos primeros se han firmado acuerdos de lanzamiento con cuatro empresas diferentes, que suman un total de 92. Su valor total sería de varios miles de millones de dólares.
La mayoría han recaído en United Launch Alliance (ULA), así como este inicial. Originalmente, los prototipos que despegarán mañana iban a estar en manos de ABL space y su cohete RS1, pero el fallo de su lanzamiento inaugural lo ha evitado. Por suerte para ellos, no han perdido el contrato si no que en su lugar tendrán la oportunidad de lanzar versiones definitivas más adelante. Un auténtico espaldarazo a una de las empresas más prometedoras de la actual fiebre de micro lanzadores.
Este vuelo, así como los siguientes ocho de la constelación Kuiper despegarán a bordo del Atlas V. Este cohete está ya al final de su vida operativa y aunque le quedan una buena cantidad de lanzamiento aún, sus días están contados. Aparte de la constelación Kuiper, un lanzamiento comercial de un satélite de Viasat, dos militares, y una vez esté lista la problemática CST-100 Starliner de Boeing nos dejará para siempre otra familia de lanzadores legendaria. Pese a lo que pueda parecer no son tan pocos, pero únicamente la cápsula tripulada de la co-propietaria de ULA no está lista. Si no fuera por esta, probablemente su retiro llegase a principios de 2025.
La empresa europea se llevó por absoluta sorpresa un buen número de lanzamientos. Su novísimo, aún sin despegar y retrasado por culpa de un grave fallo en una prueba Ariane 6 se hará cargo de 18 vuelos. Además, para regocijo en París, todos excepto dos serán en una versión más pesada de lo habitual que empleará aceleradores de combustible sólido más grandes. Se ha especulado con la posibilidad de que estos se hayan desarrollado ex profeso para la mega constelación Kuiper.
En cualquier caso e idénticamente al Vulcan, este es un cohete que no ha despegado aún, lo que es un riesgo en el sentido de retrasos.
Hay una cosa curiosa en este caso de Kuiper, aunque Jeff Bezos sea el mandamás de una empresa espacial, y del cliente, no todo el pastel se ha quedado en casa. De hecho, la mayor parte ha ido a la competencia, aunque el Vulcan emplea motores con origen en Blue Origin.
Esto sucede porque Amazon es una empresa cotizada, lo que implica que hay más gente al mando que Bezos, el cual de hecho ya ni siquiera es el CEO. Pero aun así SpaceX ha quedado fuera de la mayor ronda de contratos de lanzamiento de la historia. Son tan abismalmente grandes que opacan los que realiza el departamento de defensa estadounidense.
Probablemente, si el cohete New Glenn de Blue Origin hubiera estado disponible cuando se firmaron estos contratos en 2022 se lo hubiera quedado todo. Su precio por lanzamiento, 67 millones de dólares por lo que se sabe de momento, aunque podrían ser mucho menos. El único precio que se sabe a ciencia cierta en estos momentos es el que ha pagado la NASA por la misión ESCAPADE a Marte, solo 20 millones. El Vulcan VC6 que usará Kuiper se estima en 122 millones y el Ariane 64 costará 126.
Quizá esto explica porque esta empresa es la única que ha recibido un contrato con posibilidad de añadir más lanzamientos. Mínimo, serán 12 misiones, con opción a otras 15.
Y aunque la comparación es y será contra Starlink, de hecho se parece más a la otra ya existente, la de One Web. Al menos en la posición en órbita, tres capas, una a 590, otra a 610 y la última a 630 kilómetros de altura. La forma de los satélites de Kuiper no se conoce aunque sus terminales de servicio se parecen a los de Starlink, aunque a un coste mucho menor. Mientras que los de SpaceX cuestan más de 500 dólares, ya hace meses que se informó que los de Amazon «bastante menos».
Un detalle escabroso es que Amazon necesita todos los cohetes antes mencionados funcionando ya. Si la mitad de los 3236 satélites no están en órbita en 2026 perderán la licencia.