Nuevos problemas para la Starliner
La semana pasada salieron a la luz pública, además, nuevos problemas de la cápsula. Este diseño, primado por la NASA sobre la Dragon de SpaceX en cuanto a seguridad, recibió un escrutinio mucho más laxo que la que construyeron los de Musk desde el principio. Pero tras la catastrófica prueba OFT-1 las miradas de todo el mundo se volcaron en esta cápsula. Muy similar en capacidades a su competidora, finalmente sufrió los mismos problemas que el 737 Max. Un software mal diseñado y peor aún implementado con múltiples fallos catastróficos en su primer lanzamiento. A lo que se le añadió un segundo problema no menos destructivo (hubo que desechar por completo un módulo de servicio).
Los descubrimientos realizados a semanas del primer lanzamiento tripulado de la CST-100 son quizá más graves que los anteriores. Y eso, que en un caso casi conducen en dos ocasiones a la destrucción de la nave en vuelo y en el otro impidieron el lanzamiento en todo caso.
A lo que habría que sumar que uno los motores de la nave en la segunda prueba en el espacio, esta sí exitosa, casi falló. Además del sistema principal, el primer sistema de válvulas redundantes que permitía el flujo de propelente al motor no funcionó, quedando un único y último sistema redundante alimentando ese motor. Esto habla muy bien de lo diseñadas a pruebas de fallos que están las naves espaciales, además de muy mal del trabajo de Boeing preparando el lanzamiento.
Pero tras todos estos innumerables problemas, volvemos al día de hoy, o más específicamente a la semana pasada. La empresa y la NASA anunciaron un retraso en el lanzamiento debido a dos problemas críticos, sin dar detalles.
Pero la gente habla, y el espacio es un mundo pequeño, aquel mismo día se publicaron las vergüenzas de la cápsula.
En una situación así generalmente son problemas de que algo ha fallado en alguna prueba parcial y eso genera retrasos. Eso es hasta cierto punto normal, las cosas fallan, en el vuelo espacial todo va al extremo, pero no es el caso. En este caso, es de suponer que en una de las múltiples revisiones previas al lanzamiento tripulado se encontraron estas anomalías.
La primera, extremadamente grave, especialmente en Estados Unidos, está el uso de cientos de metros de cinta inflamable. En la NASA existe una aversión extrema a cualquier elemento no ya inflamable, pero que no sea ignífugo. No es entendible de ninguna manera lógica la presencia de este elemento, quizá en otro país o desarrollo, pero no en una cápsula espacial estadounidense. ¿Por qué? Porque allí aún lamentan las muertes del Apollo 1 en un incendio dentro de una nave de dicho programa.
El otro es quizá más entendible, pero igualmente inexplicable a semanas de lanzar una misión con astronautas a bordo. Se han encontrado deficiencias en el material empleado en las cuerdas de los paracaídas. No son suficientemente resistentes. Lo cual, siendo un sistema de máxima seguridad, en caso de fallo nada impediría a la tripulación precipitarse contra el suelo.