El Falcon Heavy de SpaceX es uno de los mejores cohetes construidos jamás según la métrica de kg/coste a órbita. La más importante a la hora de saber cuánto te costará poner tu satélite en órbita. Pero, sin embargo, el cohete ha quedado en tierra por más de tres años y solo ahora parece que remonta su tasa de vuelo.
Los cinco vuelos previstos para este 2023 de este cohete son una salvación para este cohete pesado. Y aquí reside el problema.
En este medio hemos hablado de los cohetes pequeños y de sus grandes ventajas y enorme expansión en los últimos años. Y a un número ya considerable al cual no hacen sino sumarse cada año más. El último intento ha sido el de ABL space systems, los siguientes serán Relativity y Astra con su rocket 4. Esta última vuelve a la plataforma de lanzamiento con un nuevo cohete después del absoluto fiasco que supuso el rocket 3.
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Sin embargo, si vamos a los cohetes más grandes, digamos con capacidad para 10 toneladas o más. Que podemos considerar cohetes medianos, tenemos un páramo. Bueno, esto no es cierto, ya que justo este año han de debutar al menos 2, con el año que viene debutando de nuevo otros tantos.
Pero echemos una mirada a los años anteriores. El Falcon 9 alzó el vuelo por primera vez hace 13 años, en 2010, después tenemos al Antares en 2013. El CZ- 7 chino despegó en 2016, ese mismo año también lo hizo el CZ-5 del mismo país. La versión Block 5 que cambiaba ya las dos etapas respecto del Falcon 9 original, entró en servicio en 2018. Y desde entonces hasta 2022 para ver el SLS despegar.
Antes del Falcon 9 hay que echar la vista muy atrás, hasta 2002, para encontrar en la lista un cohete nuevo de esas capacidades que despegase por primera vez. Si hablamos de cohetes remotamente cercanos a las capacidades del Falcon Heavy, debemos remontarnos a 1967. Solo el Saturno V, con 115 toneladas a órbita baja terrestre se le compara. Y después solo el SLS es capaz de superar con 85 toneladas al mismo destino al Falcon.
El Falcon Heavy alcanza esa capacidad basándose en la sencillez, es un Falcon 9 con dos primeras etapas del mismo puestas alrededor. Es el mayor ejemplo de reducción de piezas posible. Y eso le permite ofrecer un precio imbatible, menos de 100 millones de dólares por lanzamiento, con otras estimaciones más bajas aún. Ese es aproximadamente el coste de un Atlas V 431 con solo una cuarta parte de su capacidad.
El problema del Falcon Heavy es que simplemente no existe un mercado comercial para él. Ni para ningún otro cohete pesado. El gran éxito del Ariane 5 hace dos décadas ya, fue la posibilidad de lanzar cargas en tándem. Esto daba la posibilidad de juntar dos satélites que quisieran ir a órbita geoestacionaria de compartir el cohete ahorrando costes. Aun así, en comparación con el número de vuelos que realiza SpaceX con su Falcon 9 para otras empresas, es irrisorio. Casi que hasta Rocket Lab tiene más demanda para su pequeño Electron.
Pese a esto, SpaceX seguirá ofreciendo su Falcon heavy a quien lo quiera a un coste estupendo. Y con una fiabilidad envidiable como ha vuelto a demostrar durante la misión USSF-67.
Durante la transmisión también abordamos este tema de forma más profunda que en este limitado artículo: