Hoy, por primera vez en más de 60 años, se ha llegado al final de una era, la de los cohetes de combustible líquido Delta. Estados Unidos alineó por primera vez este cohete derivándolo del primer misil balístico de la superpotencia. Del original no queda más que el nombre en 2024. Pero, su final supone también un cambio de paradigma, los tiempos de los lanzadores desechables llegan a su fin. A partir de ahora, serán reutilizables, o no serán
Un último lanzamiento donde debía ser, Cabo Cañaveral
La historia del Delta se inicia como derivación, enfocada a usos civiles de los cohetes Thor, a su vez basados en los homónimos misiles balísticos de alcance intermedio. La altísima tasa de fallos de aquellos vehículos obligó a pensar en una alternativa.
Mientras que el ejército estadounidense necesitaba aumentar constantemente la capacidad de carga de su lanzador, el mundo civil, prefería aumentar la tasa de éxito. Así se llegó a la separación en la cuarta segunda etapa que empleó el Thor, llamada Delta, la cuarta letra del abecedario. Para cada lanzador quedó cada base de lanzamientos. Los militares del Thor desde la base de la Fuera Aérea de Vanderberg en California (Costa Oeste). Y para el Delta se quedó el Cabo Cañaveral en Florida (Costa Este).
Realmente, una vez avanzó el tiempo y tanto organismos civiles necesitaron acceder a órbitas polares, y los militares a ecuatoriales esta distinción cayó. Incluso más adelante también la etiqueta de civil para el Delta, se convirtieron en dos series de cohetes muy distintos y separados.
Following more than 60 years lifting historic missions to space and becoming a pillar in American rocketry, the Delta program is coming to a close with its final launch. #TheDeltaFinalepic.twitter.com/UsFPPzDoQw
United Launch Alliance es la fusión de las dos compañías que quedaban en el mercado de lanzadores a principios de milenio. Mientras SpaceX daba sus primeros, tambaleantes, pasos, Boeing y Lockheed Martin se fusionaron para tapar un enorme escandalo. Boeing ha sufrido graves acusaciones de espionaje en los últimos tiempos, pero en aquel momento fue tan grave que acabó en el Congreso de los Estados Unidos.
La redundancia del Atlas V y el Delta IV acabó derivando en la extinción de ambas familias legendarias. Sin embargo, al primero aún le queda guerra, multiples misiones de alto perfil, incluyendo por primera vez en más de 50 años en la familia Atlas, con tripulación. Además, la constelación Kuiper compró casi todos los que quedaban en stock al clausurar la línea de fabricación.
Su sustituto también promete estar muchos años al pie del cañón, como era de esperar, impulsado en buena parte por los contratos militares. Pero también con la constelación Kuiper, con misiones a la Estación Espacial Internacional, y probablemente con misiones tripuladas de la capsula CST-100 Starliner, aunque no está confirmado. Por otro lado, el Vulcan ya ha entrado en servicio, logrando además un notable éxito al lograr un vuelo inaugural perfecto, algo cada vez menos habitual, y que nunca había sido la norma.
El último incendio en la plataforma
En el último despegue el Delta IV Heavy se ha prendido fuego una vez más. Esta curiosa secuencia de despegue se debe al combustible empleado por el cohete, hidrógeno líquido, que tiende a escapar por los motores y por las mangueras de repostaje. Estas fugas pondrían en riesgo al cohete si no se tratasen adecuadamente. En el caso del transbordador espacial, o del SLS de la NASA se emplean generadores de chispas, pero en el Delta IV no es suficiente. Por eso se ve al cohete envolverse en llamas antes del despegue.
Debido a algunas características especiales de la plataforma de Vanderberg, allí eran mucho más visibles que en el Cabo Cañaveral. Pero las operaciones terminaron en aquél emplazamiento hace ya dos años.
La carga, confidencial y por tanto no confirmada, en este último lanzamiento era un satélite espía, de la clase Orion. Están dedicados a la inteligencia de señales (SIGINT) y contarían con una antena de 100 metros de diámetro, pertenece a la secreta Oficina Nacional de Reconocimiento (NRO). Se produjo un retraso de un día en el lanzamiento debido a un problema en el sistema hidráulico. Sin embargo, pocas horas después de la suspensión Tory Bruno, CEO de la empresa anunció en la red social X, la antigua Twitter que ya se había reparado la bomba estropeada. Aunque, se ha tardado otras dos semanas en comprobar el sistema antes de dar luz verde a un nuevo intento de lanzamiento.