El X59 diseñado por la NASA y fabricado por Lockheed Martin Skunk Works es el nuevo avión de la serie X. Estos aviones, nacidos en los albores de la carrera espacial fueron los primeros pasos en el vuelo a la Luna del programa Apollo. Siempre diseñados para llevar los aviones más allá de lo que eran antes de existir, hoy se han alejado de sus orígenes enfocados en el espacio. Sin embargo, no reduce la dificultad que supone avanzar la técnica a nuevos niveles.
El futuro de la aviación comercial: «del sonic boom al sonic thumb«
El X-59 se construye con la intención de verificar lo que los datos en el laboratorio dicen. Que el avión no producirá el estallido sónico que actualmente producen los demás al romper la barrera del sonido. Si lo consigue, la intención de la NASA es que las normativas que prohíben traspasar la barrera del sonido sobre tierra firme, se eliminen. De esta forma, en no muchos años, los aviones que integren las innovaciones en el diseño que este presenta podrán hacerlo.
En la actualidad, el ruido provocado por las ondas de choque al atravesar esa barrera menos imaginaria de lo que se piensa es descomunal. Llegando incluso a superar los 200 decibelios (el umbral de dolor del oído humano es de 140). Es tan potente que puede romper ventanas e incluso producir vibración en el mobiliario de las casas. Es muy comprensible por tanto la prohibición, pero vuelos cada vez a mayor velocidad requerían un cambio de paradigma y ahí surgió la iniciativa de la NASA.
La reducción de ruido se realiza mediante varios elementos. El primero es el más notable y evidente de todo el avión, un enorme morro que compone una importante de la longitud total del avión. La forma de este es muy importante, tanto, que se acabó por comer la visibilidad del piloto. Sin embargo, en otra evolución de este avión, el avión tiene cámaras todo alrededor que le permiten acometer sin riesgo ningún vuelo o maniobra.
Que el motor esté situado parcialmente fuera del fuselaje tampoco no es una casualidad, es otra de las medidas de reducción del ruido. Por último, las flechas tienen geometría en forma de flecha. Todos estos puntos en conjunto hacen que el avión penetre con suavidad en la atmósfera.
En términos más técnicos se resumen en que las ondas de choque resultantes del cambio a regimen supersónico sean más pequeñas y se separen en vez de confluir.