El Monte Saint-Michel, o Monte San Miguel, es una pequeña isla rocosa en el estuario del río Couesnon, situada en la región de Normandía, en el noroeste de Francia. Debe su nombre a la abadía consagrada al culto del arcángel San Miguel y cuyo nombre en latín durante la Edad Media era Mons Sancti Michaeli in Periculo Mari.
La construcción se inició en el siglo VIII en honor al arcángel Miguel tras una serie de visiones. Sus arenas movedizas y las mareas vigilaron el lugar hasta el siglo XIX con la construcción de la calzada.
Con la Reforma Protestante, la abadía perdió relevancia y en 1791, en el contexto de la Revolución Francesa, acabó convirtiéndose en una prisión hasta 1863.
En 1874, el Monte Saint Michel fue declarado Monumento Histórico, y posteriormente fue sometido a un proceso de restauración. A principios del siglo XX los monjes volvieron a instalarse en la abadía y desde 1979 el monumento está incluido en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.