Las primeras sondas que llegaron al espacio encontraron lo que hoy conocemos como cinturones de Van Allen o de radiación, regiones de alta densidad de protones y electrones muy energéticos, acompañados por llamativas auroras. Con el tiempo, se descubrieron estructuras similares en otros planetas. Un nuevo estudio logró resolver por primera vez las bandas de radiación alrededor de una enana marrón ultra fría.
Cinturones de Van Allen
Los planetas con magnetosfera alteran el flujo normal del viento solar, enjambres de partículas altamente cargadas y a gran velocidad. Mientras algunas son redirigidas, otras logran penetrar las primeras capas y quedan atrapadas por el campo magnético. Al cabo del tiempo varias pueden dirigirse hacia las zonas polares, interactuar con las capas altas de la atmósfera y producir las famosas auroras.
La magnetosfera también es una increíble herramienta para poder inferir los procesos que se llevan a cabo dentro de los planetas. Por ejemplo, si existe un núcleo fundido de metales en rotación, responsables de producir los campos magnéticos. Aunque pueden existir otros muchos procesos que ofrezcan resultados similares. Por ejemplo, las estrellas y la fusión en sus núcleos.
Exoauroras
Con un tamaño prácticamente igual al de Júpiter, pero con casi ochenta veces más masa, la enana ultrafría LSR J1835+3259 a 18 años luz de la Tierra evidencia un peculiar comportamiento. Lo primero es la fusión de hidrógeno en su núcleo, la cual ocurre gracias a apenas superar el punto crítico de materia necesaria. Envía de forma periódica señales de radio en los 8.4 gigahercios, así como una señal estática en la misma frecuencia y una de baja intensidad en los 97.5 gigahercios.
Empleando al Arreglo de Alta Sensibilidad, o HSA por sus siglas en inglés, se consiguieron tres mediciones de cinco horas de duración en búsqueda de estructuras de plasma estables y de gran tamaño. Al analizar los resultados finales, los investigadores encontraron un comportamiento análogo a una formación divida en dos lóbulos capaces de perdurar por al menos un año.
Las imágenes obtenidas componen la primera observación directa de plasma capturado en la magnetosfera en un cuerpo de tamaño planetario. Junto con esto hay evidencias de ráfagas de auroras ubicadas en medio de ambos lóbulos.
Cuando se comparan los modelos teóricos, el conocimiento actual de Júpiter y las nuevas observaciones se encuentra un gran parecido. Estas son pruebas consistentes de la detección de cinturones de radiación fuera de nuestro sistema solar, plagados por grandes poblaciones de electrones a velocidades relativistas o cercanas a la de la luz en la región ecuatorial. Los cuales podrían haber sido eyectados por llamaradas de la propia estrella.
Análogo joviano
Este descubrimiento ofrece la oportunidad de estudiar mejor los procesos que permiten la formación de anillos de radiación. Ayudando a ampliar nuestro entendimiento de la evolución de estas curiosas estructuras para preparar las sondas que se adentren en tan peligrosas regiones. Futuros estudios buscarán respuestas a otras preguntas abiertas sobre los cinturones de radiación alrededor de LSR J1528+3259.