Sí, en el universo podemos escuchar el viento solar, es decir la interacción de ondas y las partículas que componen el viento que emanan del Sol.
Compuesto de electrones, protones e iones pesados que golpea todo a su paso, traducido a sonidos.
El viento solar arroja plasma y partículas del sol al espacio atravesando 1.6 millones de kilómetros por hora, golpeando todo a su paso.
La misión Parker Solar Probe de la NASA despegó en agosto de 2018 rumbo al Sol. En noviembre de aquel mismo año y en abril de 2019 realizó dos acercamientos a nuestra estrella, aproximándose a unos 24 millones de kilómetros.
Hasta ahora, la mayoría de las mediciones se habían realizado a una distancia de una unidad astronómica (la que separa la Tierra del Sol, unos 150 millones de kilómetros).
Observado cerca de la Tierra, el viento solar es un flujo de plasma relativamente uniforme, con ocasionales caídas turbulentas. Pero para ese punto ya ha recorrido más de noventa millones de millas, y las firmas de los mecanismos exactos del Sol para calentar y acelerar el viento solar han desaparecido.
Más cerca de la fuente del viento solar, Parker Solar vio una imagen muy diferente: un sistema complicado y activo.
«La complejidad fue alucinante cuando comenzamos a mirar los datos», dijo Stuart Bale, director de la Universidad de California, Berkeley, para el conjunto de instrumentos FIELDS de Parker Solar, que estudia la escala y la forma de los campos eléctricos y magnéticos.
«Ahora me he acostumbrado. Pero cuando se los muestro a mis colegas por primera vez, simplemente están impresionados «. Desde el punto de vista de Parker a 15 millones de millas del Sol, explicó Bale, el viento solar es mucho más impulsivo e inestable que lo que vemos cerca de la Tierra.