James Webb hace un descubrimiento en uno de los mundos más prometedores para albergar vida y trae malas noticias

El exoplaneta TRAPPIST-1 d, considerado uno de los mundos más prometedores fuera del sistema solar para albergar vida, acaba de salir de la lista de posibles “primos” de la Tierra. Un nuevo estudio con datos del Telescopio Espacial James Webb revela que carece de una atmósfera como la nuestra.

Ilustración del sistema TRAPPIST-1, con sus siete planetas rocosos alineados en orden desde la estrella central. NASA

Un entorno hostil bajo una estrella inestable

El sistema TRAPPIST-1, situado a 40 años luz, es famoso por albergar siete planetas rocosos de tamaño similar al terrestre orbitando una estrella enana roja. TRAPPIST-1 d se encuentra en el límite de la zona habitable, pero Webb no detectó moléculas típicas de atmósferas como la de la Tierra, incluyendo vapor de agua, metano o dióxido de carbono.

“Queremos saber si algo parecido al entorno que disfrutamos en la Tierra puede existir en otro lugar”, explicó Caroline Piaulet-Ghorayeb, de la Universidad de Chicago y el Instituto de Investigación sobre Exoplanetas de Montreal. “En este punto, podemos descartar a TRAPPIST-1 d como un posible gemelo de la Tierra”.

Concepto artístico que muestra un planeta del sistema TRAPPIST-1 pasando frente a su estrella enana roja, cuya intensa actividad y erupciones suponen un reto para la preservación de atmósferas planetarias. NASA

Esperanzas puestas en los mundos exteriores

Los investigadores barajan tres escenarios: que el planeta tenga una atmósfera extremadamente fina como Marte, nubes muy densas y altas como Venus, o que sea un mundo rocoso sin aire.

La estrella anfitriona, una enana roja muy activa, emite frecuentes llamaradas capaces de erosionar o destruir las atmósferas de sus planetas más cercanos. “Webb nos está permitiendo estudiar atmósferas de planetas rocosos más pequeños y fríos por primera vez”, dijo Björn Benneke, coautor del estudio.

Pese a la decepción, el equipo subraya que aún hay esperanza para los planetas más lejanos del sistema, donde la radiación estelar es menor. “Aunque no encontramos una señal atmosférica clara en el planeta d, los planetas exteriores podrían retener agua y otros componentes en su atmósfera”, añadió Piaulet-Ghorayeb.

El Webb seguirá estudiando estos mundos para determinar qué condiciones permiten retener una atmósfera y, con ello, aumentar las probabilidades de encontrar planetas habitables en otras partes de la galaxia.

 

Francisco Andrés Forero Daza
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