La sonda china Chang’e 5 encuentra extraño mineral rico en agua en la Luna

Las distintas misiones a la Luna han permitido conocer más sobre los procesos que allí tienen lugar. A partir de las primeras muestras traídas del satélite por las misiones Apolo se tenía la idea de que era totalmente seca, sin embargo, gracias a mejoras en instrumentos y nuevos sondeos se han descubierto grandes depósitos de agua. Entre ellos se encuentra el regolito recolectado por la sonda Chang’e 5, cuyo estudio permitió descubrir un peculiar nuevo mineral desconocido rico en agua.

Cápsula Chang'e 5
La cápsula de regreso con las muestras recogidas de la Luna por la sonda Chang'e 5. Créditos: CNSA.

Mineral no identificado

En un estudio publicado en la revista Nature, un equipo de investigadores reporta el descubrimiento de agua y amoniaco en parte del regolito extraído y traído a la Tierra por la sonda china Chang’e 5. Destaca de la muestra el mineral ULM-1, por las siglas en inglés de Mineral Lunar No Identificado. Su composición química y estructura se asemeja considerablemente a un tipo poco común de mineral presente en las fumarolas, gracias a la interacción entre el basalto a gran temperatura con los gases ricos en amoniaco y el agua del océano.

Un análisis termodinámico de la muestra sugiere una considerable importancia de los antiguos volcanes lunares en la distribución y abundancia de agua en la Luna. Así mismo, se muestra como otra posible fuente de este preciado líquido en gran parte del satélite. En este caso estaría atrapada en algunas sales o minerales hidratados capaces de soportar mayores temperaturas que el hielo. Cabe mencionar al viento solar como la principal fuente de agua en el regolito, renovando constantemente el volátil y aportando a la atmósfera.

Muestra lunar Chang'e 5
Fotografías de la muestra de regolito (arriba izquierda) y ULM-1 (arriba centro), los diagramas corresponden a espectroscopia de rayos X, microanálisis por sondeo de electrones, espectro de Raman e Infrarrojo. Créditos: Shifeng Jin et al.

Estudiar la Luna permite no solo conocer su historia, sino también descubrir más sobre el pasado de la historia y la estrecha relación entre ambas. Así mismo, abre las puertas a numerosas fuentes de energía, oxígeno y combustible para futuras misiones robóticas y tripuladas y el primer paso de expansión de la humanidad en el cosmos.

Francisco Andrés Forero Daza
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