En las misiones Apolo se recolectaron decenas de kilogramos de rocas y regolito lunar. Después de ser traídas a la Tierra, la gran mayoría fue almacenada con el objetivo de estudiarlas en el futuro con mejores técnicas y tecnologías. Por ejemplo, un nuevo análisis de muestras recolectadas por el Apolo 16 revelan nuevos detalles sobre la historia de la Luna.
Marcadores lunares
Apolo 16 fue la penúltima misión tripulada a la Luna en 1972. El destino era la región de Descartes, una zona llena de cráteres. John Young y Charles Duke recolectaron cerca de 96 kilogramos de material.
A partir del análisis químico de las muestras se puede descubrir bastante sobre la historia de la Luna, tales como las eras de lluvias de asteroides, viento solar y actividad volcánica. Por ejemplo, la presencia de gases nobles como argón y xenón son marcadores de ciertos eventos de gran magnitud.
Con base en la distribución y proporción de los gases nobles se infiere el tiempo que estuvieron expuestos en la Luna. Además, la captura de estos en las conocidas como regolith breccias indican el tiempo expuesto al viento solar e impactos de meteoritos. Esto da puntos de referencia para los eventos de mayor cantidad de impactos y formación de cráteres en una cierta zona. Y, a partir de una extrapolación, conocer la cantidad de fragmentos que chocaban en la totalidad de la superficie.
Los regolith breccias son polvo lunar que bajo la extrema presión y temperatura del impacto de un asteroide se derriten para convertirse en rocas. Estos muestran grandes gránulos con separaciones de partículas de menor tamaño que sirve como un cemento o pegamento.
Mensajeros del pasado
A partir del estudio se revelaron varios detalles sobre la historia de la Luna. Por ejemplo, se estima de mejor manera la duración de ciertas eras, así como determinar otras fases claves para la evolución de la Luna. A partir de esto se crean nuevos capítulos en el pasado del satélite.
Algunas muestras evidencian una exposición en la superficie lunar de entre 1000 a 2500 millones de años. Siendo en comparación más antiguas que otros ejemplares previamente analizados. Esto evidencia como la zona fue afectada por numerosos impactos en distintas eras de la Luna. Algunas de las más antiguas estaban enterradas, pero podrían haber sido extraídas por otros impactos.
De las once muestras del estudio, solo nueve de ellas fueron determinadas como breccias. Las dos muestras contenían en comparación menor cantidad de gases nobles, indicando una formación más tardía y otra estructura. Se estima que pueden haber estado expuestas al viento solar por menos de un millón de años.
Desvelando el pasado
Gran parte de la historia de la Luna, y gran parte del pasado de la Tierra, se debe al estudio de las muestras recolectadas por las misiones Apolo entre 1969 y 1972, en conjunto con otras sondas de recolección. En la superficie lunar los materiales y las estructuras pueden perdurar intactas por millones de años, como cápsulas del tiempo de los grandes eventos que marcaron la evolución del satélite.
El propio conocimiento de los eventos pasados permite entender más sobre la distribución de los minerales y elementos que podrían ser en un futuro aprovechados para asentamientos lunares y misiones tripuladas en general.