Dos son, al menos, las jugadas maestras que hizo Cristóbal Colón en su vida. La primera, de modo más o menos consciente, descubrir un nuevo continente buscando una ruta más corta hacia las Indias; la segunda, sin duda, la capacidad de mantener en secreto sus orígenes.
Este hecho, que normalmente pasa desapercibido como una anécdota histórica, no lo es en realidad si somos conscientes de que vivió en una época convulsa, época de guerras, conquistas y reconquistas, de traiciones y deslealtades.
A pesar de todo ello y de la desconfianza que se generaba alrededor de personas de origen desconocido o poco confirmado, Colón fue capaz de abrirse paso en las más altas esferas de las monarquías de Portugal y de España. Fue capaz de convencer en persona a los Reyes Católicos para que le apoyasen en su propuesta –no por todos bien vista– con una enorme suma de dinero, en una coyuntura económica compleja para las arcas reales, como era la de 1492 tras meses de sitiar la ciudad de Granada.
Y el hecho de que más de 500 años después de su muerte el misterio persista puede ser algo así como la guinda en el pastel del misterio.
Hay que decir, sin embargo, que la gran mayoría de historiadores y académicos universitarios asumen y entienden que Colón es genovés; italiano pues, tal y como algunos documentos afirman.
Sin embargo, existen múltiples teorías que, con argumentos coherentes y objetivos y razonamientos basados en datos y fechas, abogan por un origen diferente. De un posible origen portugués hay al menos tres teorías diferentes, todas ellas relacionándolo con la casa real portuguesa de la época. Y cinco teorías lo vinculan a un origen español: en tierras gallegas, en la Alcarria, en Mallorca, en Navarra o en la zona de Valencia.
Aún hay más teorías explicando de dónde era el Almirante: otras varias de origen español, y otras que abogan por un origen polaco o croata. Por falta de datos para comparar, y ante la ausencia de un suficiente número de datos históricos, no las hemos considerado en este momento.
Nuestro Proyecto de Investigación para la “Confirmación de los orígenes de Cristóbal Colón” se basa en el uso de datos objetivos, de los que ya existen (documentos históricos) y de los que se puedan generar con el análisis de ADN.
No es objetivo de nuestro proyecto, bajo ningún concepto ni de ninguna manera, el demostrar que no era italiano porque era español o portugués. Nuestra máxima aspiración, tanto cuando comenzamos hace 18 años como ahora, es la de generar datos científicos, genéticos, que ayuden tanto a confirmar la hipótesis verdadera como a descartar las que –lamentablemente– no lo sean.
Para realizar los análisis disponemos de los restos de Cristóbal Colón y de su hijo Hernando, obtenidos de la Catedral de Sevilla en junio de 2003; también tenemos a nuestra disposición los huesos de Diego Colón, hermano del descubridor, en este caso desde finales de 2002. Quisiera mencionar que los restos de Hernando Colón, el hijo, son de especial importancia, ya que murió y fue sepultado en la catedral hispalense, de donde nunca se movieron.
A partir de ahí, estamos trabajando con historiadores que defienden diferentes teorías. Hay un grupo de ellas, a las que llamo “teorías cerradas o concretas”, que afirman de modo taxativo quién era el padre de Colón y aportan materiales de los mismos o de sus familiares, de modo que se pueden establecer comparaciones directas para confirmarlas o descartarlas. Aquí encajan las tres teorías portuguesas, la gallega, la alcarreña y la mallorquina.
Luego están las que yo llamo “teorías abiertas o genéricas”, que plantean un origen regional, pero sin especificar quienes son los padres o familiares. No hay capacidad de hacer una comparación directa. Entre estas está la teoría más universal que proclama un origen italiano, genovés, pero no se conoce dónde hay restos de sus padres u otros ancestros.
De modo similar tenemos la teoría navarra, que avala el origen de Colón dentro del grupo de los agotes, o la valenciana, que sostiene que era judío y que no quería que se supiese su origen como tal; ninguna de ellas ofrece muestras de familiares, pero tanto la italiana como estas dos mencionadas pueden beneficiarse, si es el caso, de la posibilidad que tiene el análisis de ADN de ofrecer datos sobre el origen étnico-geográfico de una persona.
Para tratar de conseguir toda la información posible y aportar datos que ojalá resuelvan el misterio, me honro en dirigir y coordinar un grupo de científicos de las universidades de Florencia, Tor Vergata de Roma, del Norte de Texas en Fort Worth, que junto con la Universidad de Granada trabajarán intensamente en esta materia.
Objetivo final: generar datos de la máxima calidad, aceptados científicamente, para el 12 de octubre próximo. Alea iacta est.
José Antonio Lorente Acosta, Catedrático de Medicina Legal y Forense y director científico de Genyo, Universidad de Granada
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.
Esta entrada fue modificada por última vez en 10/12/2021 21:01
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