Concorde: así fue la insólita persecución supersónica de un eclipse solar

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Los eclipses solares totales son la oportunidad perfecta para conocer mejor a nuestra estrella. Cuando el Sol es tapado en su totalidad por la Luna, es posible observar y estudiar la corona, una enigmática región que sigue desconcertando a los astrónomos. Sin embargo, la ocultación total dura unos contados minutos y pasarían meses hasta el siguiente. Como respuesta, un grupo de investigadores usarían el avión supersónico Concorde para perseguir en la Tierra la sombra lunar y obtener tiempo récord de observación del eclipse solar total de 1973.

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Fotografía en vuelo del avión francés Concorde 001. Créditos: Aérospatiale.

Reinventando los vuelos comerciales

La II Guerra Mundial había dejado un fuerte legado al mundo de la aviación, las diferentes naciones implicadas dedicaron recursos a la mejora de las aeronaves disponibles. Una de las ramas de investigación fue la de aumentar la velocidad y superar la barrera del sonido, requiriendo nuevos motores.

El 14 de octubre de 1947, empleando un motor cohete, el avión Bell X-1 fue el primero en superar la velocidad del sonido, alcanzando 1.05 Mach. Abriendo las puertas a un nuevo régimen de vuelo con el potencial de conectar al mundo en tiempo récord.

Mientras los aviones supersónicos eran de uso militar, una colaboración entre Francia y Reino Unido deseaban revolucionar los vuelos comerciales. Conectando el mundo con un avión capaz de superar la velocidad del sonido, reduciendo considerablemente el tiempo de viaje. Recibió el nombre de Concorde y estuvo en operación entre 1976 y 2003.

Tenía la capacidad de alcanzar una velocidad en vuelo ligeramente superior a dos veces la del sonido, además de alcanzar los 18 300 kilómetros de altura, mostrando un cielo despejado. Esto permitía una menor resistencia con la atmósfera, aumentando la eficiencia para vuelos más duraderos por encima de las nubes.

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Imagen compuesta de un avión Concorde británico visto desde un avión Boeing NC-135 tomada por Arthur Gibson. El eclipse solar sería agregado posteriormente.

Planeación

En 1972, el astrónomo Pierre Léna propuso emplear al Concorde para perseguir la sombra del eclipse, permitiendo extender considerablemente el tiempo de observación del fenómeno. A bordo llevarían varios experimentos científicos de cinco instituciones diferentes que permitirían conocer mejor al Sol, así como los diferentes procesos que ocurren a su alrededor.

Se realizaron varias simulaciones numéricas para saber cuán factible sería perseguir la sombra del eclipse, así como el tiempo total de observación y la mejor zona de la trayectoria para realizar el vuelo, así como el lugar de despegue para optimizar el combustible disponible. El eclipse elegido ocurriría el 30 de junio de 1973, cuya duración máxima sería de 7 minutos y 4 segundos, sobre el desierto del Sahara.

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Trayectoria del eclipse solar total del 30 de junio de 1973. Créditos: Timeanddate.

Faltando cuatro meses para el eclipse solar total, el proyecto fue aprobado y uno de los prototipos franceses del Concorde recibiría varias modificaciones. Entre ellas, la instalación de ventanas de observación en el techo del avión capaces de sobrevivir el viaje supersónico. También se debía tomar la decisión de quienes viajarían a bordo para manejar los equipos y recolectar tanta información como sea posible.

Cazando la sombra del eclipse

El 30 de junio de 1973, a las 10:08 de la mañana, el Concorde 001 despegaría desde Las Palmas de Gran Canaria para interceptar la sombra de la Luna sobre Mauritania. La cual se encontraba sobre el océano Atlántico viajando a 1900 kilómetros por hora.

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Fotografía de la totalidad del eclipse solar de 1973, vista desde Akjoujt Mauritania. Créditos: Dennis Cassia.

Mientras los investigadores revisaban y calibraban los instrumentos, los pilotos trataban de seguir a la perfección la trayectoria planeada previamente. El encuentro se realizó un segundo después de lo esperado, iniciando una observación de 74 minutos de la totalidad del eclipse. Se efectuaron estudios sobre la corona solar, búsqueda de cometas, entre otros. Si bien mucha información fue recolectada, no se hicieron descubrimientos revolucionarios.

A lo largo del periodo de operación del Concorde se realizaron varias persecuciones a eclipses solares, aunque eran vuelos turísticos. Por ejemplo, para el último eclipse del siglo XX se emplearon dos británicos y uno francés, donde los boletos rondaban los 2400 dólares. En la actualidad, diferentes satélites y sondas espaciales ofrecen mucha más información y de mejor calidad en cualquier momento sobre todas las partes del Sol.

Francisco Andrés Forero Daza
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