Así realizamos el primer trasplante de útero en España
Francisco Carmona Herrera, Universitat de BarcelonaRocío (nombre ficticio), con tan solo 15 años, descubrió que nunca podría ser madre. En 2005, supo que no tenía la menstruación. Así se percató de que no podría tener hijos biológicos porque padecía el síndrome de Rokitansky, un trastorno congénito que afecta a 1 de cada 5 000 mujeres en el mundo. En la mayoría de casos, se caracteriza por la ausencia completa o parcial del útero, de la vagina o de ambos.
Años después, en 2014, conoció por la prensa una noticia esperanzadora: una mujer sueca de 35 años que, como ella, padecía el síndrome de Rokitansky, se había convertido en la primera mujer del mundo en dar a luz un bebé tras recibir un trasplante de útero de una amiga de su familia.
Una vez realizado el trasplante, el embarazo de la mujer sueca, llevado a cabo mediante fecundación in vitro y transferencia de un único embrión, se había desarrollado sin grandes dificultades. De esta forma, tanto la madre como el bebé, que nació por cesárea con 32 semanas de gestación y un peso de casi 2 kilos, se encontraban bien.
Rocío y su hermana, alentadas por esta noticia, indagaron durante meses hasta que averiguaron que en el equipo de Ginecología del Clínic llevábamos preparándonos más de cinco años para llevar a cabo una intervención de esta complejidad. Estabamos interesados en desarrollar la técnica en España como parte de un proyecto de investigación. Así fue como comenzó el primer trasplante de útero en España de donante viva.
Hasta el momento, en el mundo se habían realizado cerca de setenta trasplantes de útero, llevados a cabo por equipos médicos de países como Suecia, Estados Unidos, Brasil, Chequia y otros.
Cómo fue el proceso de trasplante
La operación de Rocío fue llevada a cabo en octubre de 2020 por un equipo multidisciplinar del Hospital Clínic de Barcelona liderado por mi y el doctor Antonio Alcaraz. Se trataba de una compleja intervención que concluyó con éxito y que se ha convertido en un hito de la medicina de este país, dado que nunca antes se había realizado.
La intervención duró alrededor de 17 horas. En ella participaron activamente más de 20 profesionales. Entre ellos, ginecólogos, anestesistas, cirujanos y otros profesionales de la salud.
El proceso contó con dos fases. La primera de ellas fue la extracción del útero, realizada durante 12 horas mediante cirugía robótica. La segunda, la implantación en la receptora mediante una cirugía abierta, que se prolongó aproximadamente durante algo más de 4 horas.
El trasplante pudo llevarse a cabo gracias a que una mujer decidió donarle el útero a su hermana menor para que alcanzará su deseo de intentar ser madre biológica. También fue posible gracias a la implicación de un equipo de especialistas del más alto nivel que llevaban más de cinco años preparándose para una proeza quirúrgica sin precedentes en nuestro país.
Los requisitos que debían darse para realizar la donación
La donación en vida del órgano resultaba esencial porque permite programar el trasplante. Este es un detalle de suma importancia en intervenciones de larga duración y hace posible una selección más adecuada de la donante ideal.
Por otro lado, la donante debía ser del mismo grupo sanguíneo que la receptora. También era un requisito que hubiese sido madre previamente, para asegurar que su útero funcionaba correctamente. Además, el parto no debía haberse realizado por cesárea.
De hecho, la primera en ofrecerse como donante del útero fue la madre de la paciente pero el equipo médico tuvo que descartarla porque había sido tratada de un cáncer de mama. Fue entonces cuando la hermana de la receptora, que ya había sido madre y no deseaba tener más hijos, se ofreció para donar su útero a su hermana.
La intervención fue todo un éxito gracias a la extrema coordinación de un equipo de especialistas altamente preparados. Actualmente, meses después, las dos hermanas, tanto la donante como la receptora, gozan de buen estado de salud. Además, el órgano trasplantado funciona correctamente, la receptora del útero sigue teniendo una evolución excelente y ya ha tenido varias veces la menstruación.
El siguiente paso del proceso está previsto que consista en la transferencia embrionaria, es decir, en la implantación de uno de los 12 embriones fecundados in vitro previamente. El objetivo es que la receptora del útero trasplantado, para quien no poder quedarse embarazada era una gran frustración, pueda alcanzar su sueño de ser madre biológica.
Beneficios de una cirugía avanzada en ginecología
El haber conseguido llevar acabo el primer trasplante de útero en España, un trasplante que podemos considerar histórico, también supone un incuestionable avance para el campo de la cirugía ginecológica. Por tanto, es un beneficio médico para innumerables pacientes que sufren otras muchas patologías.
Sin duda, además del beneficio directo para la paciente trasplantada, esta operación repercutirá en todas las pacientes que vayan ser operadas en los próximos años. Es decir, para aquellas que tengan la misma enfermedad y para quienes les falta el útero por otro motivo. Todo ello, gracias al nivel de entrenamiento y exigencia técnica quirúrgica que fue preciso desarrollar por parte de un gran equipo de especialistas.
El trabajo realizado, la especialización, la coordinación y la unión en un mismo equipo de grandes profesionales al servicio de un proyecto de esta dimensión marcan un camino que evidencia que la cirugía española esta a un altísimo nivel.
Francisco Carmona Herrera, Miembro del Institut d’Investigacions Biomèdiques August Pi Sunyer - Hospital Clínic Barcelona / IDIBAPS y profesor de Ginecología, Universitat de Barcelona
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation. Lea el original.