La física, química, matemática e ingeniería son las herramientas que le permitieron a la humanidad alcanzar el espacio. Los cohetes, algunas de las máquinas más complejas que se pueden diseñar, requieren de un casi perfecto control de todos los aspectos del vuelo. Un pequeño error puede desencadenar una serie de fallos que terminan en la pérdida del vehículo, la carga y en algunos lamentables casos, vidas humanas. El accidente de Xichang, considerado por algunos el mayor accidente espacial de la historia, cuyo saldo total real se desconoce hasta la fecha.
Relaciones internacionales
El panorama espacial de Estados Unidos iba a cambiar por completo con la llegada del Transbordador Espacial. Una nave capaz no solo de lanzar grandes satélites, sino también regresarlos a la Tierra. Sin embargo, el accidente del Challenger destruyó en gran parte este sueño, dado que las cargas comerciales fueron prohibidas para volar en él.
Los diferentes operadores de satélites debían buscar una alternativa para lanzar sus cargas a órbita. En esa época no existía un mercado privado como en la actualidad, entonces, debían de buscar en otros países. Por ejemplo, con Europa o China. Aunque con este último ya existía una cierta tensión política y un miedo al robo de tecnologías sensibles o de punta, para ser implementadas en armas o misiles.
El desastre de Xichang
El consorcio de Intelsat en 1992 le otorgó un contrato a China por 56 millones de dólares para el lanzamiento del satélite de comunicaciones Intelsat-708 en un Long March 3B. Específicamente, este sería el primer vuelo de este cohete.
El lanzamiento tuvo lugar el 15 de febrero de 1996, alrededor de las 3 de la mañana, en el centro espacial de Xichang, oculto en las montañas cerca. Una vez el cohete despegó de la plataforma de lanzamiento, se observó una anormal orientación del cohete, contrario a la esperada trayectoria vertical.
Lo que en un inicio generó asombro en los asistentes, en pocos segundos se convirtió en una gran preocupación por el rumbo del cohete. Un error, que en posteriores investigaciones fue atribuido al sistema de control de vuelo, resultó en una falta de estabilidad que los motores fueron incapaces de contrarrestar. El cohete voló en un arco hasta impactar contra una aldea cercana.
Luz de medianoche
Por unos minutos, la oscuridad de la noche desapareció por completo. Las llamas de la explosión al impactar contra el suelo iluminaron el cielo, haciendo que sea de día. Posterior a la preocupación por los habitantes de la aldea, era el miedo por sus propias vidas, buscando refugio contra los cancerígenos gases del combustible empleado en el cohete.
Las exploraciones posteriores para limpiar los restos del cohete y recuperar fragmentos del satélite, algunos ingenieros estadounidenses reportan como una gran cantidad de edificios y casa no solo fueron afectados, sino destruidos por completo. El ejército chino restringió fuertemente el acceso a la zona, pero se cree fue para realizar levantamiento de cuerpos, y traslado de quienes lograran sobrevivir.
El saldo oficial es de 6 muertos y 56 heridos, al menos por parte del personal técnico del centro espacial. Hasta la fecha no hay ningún dato sobre cuantas personas fueron afectadas en la aldea. Si bien el gobierno afirma que la zona fue evacuada antes del lanzamiento, existe un gran escepticismo sobre si realmente se hizo. Esta idea es impulsada por actuaciones de China anteriores y futuras, como las recurrentes caídas de tanques de cohetes sobre zonas pobladas.
De no haber sido evacuada, el saldo total del accidente no sería solo de unos millones de dólares en el cohete y el satélite, sino del orden de cien a quinientas vidas. Las cuales fueron sepultadas en la historia para ser olvidadas y no contar ni con una sola memoria. Sumando a la, lamentablemente no corta, lista de accidentes relacionados con cohetes chinos. Con el tiempo la destrucción fue limpiada, eliminado casi todo rastro de que ese lugar existió alguna vez.