Delegar en una empresa una misión tan crítica como lanzar los satélites propios no parece una gran idea, pero es cierto que una empresa tiene facilidades en cuanto a agilidad, para adaptarse a los cambios. Algo en lo que la Unión Europea y la ESA son especialmente malas, ahogadas, como viven en la eterna burocracia que exigen sus sistemas políticos. Y que en la industria aeroespacial, especialmente de los últimos años, se ha demostrado necesario.
Sin embargo, actualmente Europa no espera gozar de un lanzador comunitario semi reutilizable hasta la década de 2030. Una historia que aún mejora. Somos simplemente incapaces de mantener un acceso independiente al espacio. De momento, está confirmado que varios lanzamientos que iban a realizarse en el Ariane 6 han sido trasladados al Falcon 9.
El estado del los cohetes europeos mientras entramos en 2023 es el siguiente:
Ariane 6 retrasado hasta por lo menos el último trimestre del año. Es imposible que no se retrase al menos hasta principios de 2024, más probablemente el verano.
El Ariane 5 tiene dos lanzamientos más, no ampliables, la línea de producción está cerrada y no se va a reabrir, los dos cohetes que quedan serán los últimos.
Y el estado del Vega original es desconocido. Si está discontinuado y con los lanzamientos contados al estilo del Ariane 5 me indignaré aún más con Arianespace . Y si no lo está, también renegaré de la decisión por mantener dos cohetes que se pisan entre ellos. Que bonito pagar caro, por un mal producto y encima, hacerlo dos veces, hilarante.
Vega C sin lanzamientos hasta que se esclarezcan las causas del accidente del VV22, motivo de esta columna.
Así que hablemos del Vega C. Si, este cohete que lanza 3,3 toneladas a órbita baja, por un coste de 37 millones de euros. Hagamos una pequeña visita a la India, ¿qué me compro por 37 millones? Bueno, por ese dinero compramos un lanzamiento de PSLV XL, de características similares al europeo (2200 kg a SSO del europeo por 1750 kg del indio) y nos sobra dinero, mucho, concretamente 14 millones de dólares. Sé de muchos satélites que valen bastante menos que eso, por ejemplo uno de Black sky, una popular firma de imágenes ópticas orbitales, cuesta alrededor de medio millón. Y estos no son de los baratos.
Tras el lanzamiento del Vega C inaugural que fue inmaculado, lleno de optimismo, escribí este otro artículo, en él defendí el programa Vega, hoy no reconozco mis propias palabras. Aunque sorprendentemente hay quien defiende el programa, con motivos válidos, pero capciosos. Muy pocos satélites requieren la capacidad de carga del Vega y podría ser sustituido por los cohetes de starts ups europeas. O se podría hacer si estos cohetes pudieran optar a los contratos de lanzamiento que lanzan los gobiernos europeos. Que son monopolio absoluto de Arianespace, con lo que sea que ellos quieran emplear como lanzador, hasta este año mismo, por ejemplo, el Soyuz.
El fracaso del VV22 y el escándalo
Cuando me enteré del fracaso del lanzamiento del Vega sentí resignación.
Arianspace rehusó contestar preguntas de la prensa porque había muchos periodistas esperando en línea para hacerlas.